¿LOS JUDÍOS PODÍAN COMER PESCADO?

viernes, 7 de febrero de 2014

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La respuesta es sí y no. Ya veremos porque.
Los judíos podían comer pescado, pero no cualquiera. El libro de Levítico (11,9-12) nos dice que “podéis comer todos los animales del agua cuantos tengan aletas y escamas. Pero considerareis abominables a todos los que carecen de aletas y escamas, sean de mar o de río. Los tendréis por abominables, no comeréis su carne y tendréis sus cadáveres como abominables, considerareis abominable a todo cuanto vive en las aguas y carece de aletas y escamas”. Se prohíben los animales acuáticos que no tienen aletas ni escamas por su semejanza con las serpientes, como las anguilas.

Hay también una razón que los científicos han dado a tal prohibición de Dios de comer peces sin aletas y escamas, ya que los mismos  son los medios por los cuales las excrecencias de los peces son eliminadas, lo mismo que en los animales por la transpiración. Pocas enfermedades se han conocido por comer esta clase de pescado, pero lo que no tienen aletas ni escamas, producen en los climas cálidos los desórdenes más malignos cuando son comidos, en muchos casos tiene un veneno mortal.

Además, en general, los peces que nadan cerca del fondo del mar o los lagos son los que se comen los desechos o lo inmundo en el agua. Naturalmente, todos los excrementos o lo muerto termina en el fondo marino y es allí donde aparecen los peces sin escamas ni aletas para mantener el medio limpio. Cumplen la misma función que el cerdo en el mundo terrestre.


Los pescados con aletas y escamas eran considerados puros por lo tanto se podían comer y los que no lo tenían eran considerados impuros. Por eso, después de pescar había que tomarse el trabajo  de separar los peces permitidos de los prohibidos. Esto se puede observar  en la parábola de la red donde “el Reino de los Cielos es semejante a una red en la que se echa en el mar y se captura toda clase de peces, y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan y recogen en cestos los buenos, al tiempo que se tiran los malos”  (Mt 13,47-48).
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