LA VERDAD SIN TAPUJOS V ENTREGA

martes, 2 de septiembre de 2014

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Una nueva entrega con temas bien interesantes, recuerden. "La Verdad debe decirse sin Tapujos".  LECCIONARIO. El respeto a la liturgia debe venir de todos lados. Recientemente estuve en una Iglesia donde pude ver el Leccionario tan maltratado y sucio que sentí dolor por el irrespeto a la Palabra de Dios. 

El sacerdote es el primero que debe cuidar todos los detalles para que la celebración litúrgica se celebre con toda dignidad. Imagínese a un hijo que habla siempre bien de su padre y del cuido del mismo, sin embargo, al observar al padre del joven, se puede notar que vive en la precariedad y que es mentira todo lo que dice este joven. ¡Realmente creeremos en él! Así de igualito es un sacerdote que habla bien de Dios y no cuida su Palabra que está plasmada en el Leccionario CHAVEZNUESTRO. Nuestro país está atravesando una grave crisis en todos los aspectos; social, moral, religioso y económico. Ahora en lugar del Padrenuestro los simpatizantes de la revolución que lleva 15 años y que ha traído más miseria, proclaman el Chaveznuestro. Su ídolo es Chávez y no Dios Padre, muchos se arrodillan ante un hombre y no ante Dios. Hoy más que nunca propongo rezar el PADRENUESTRO con más vehemencia y fe, que se sienta en todo nuestro cuerpo cada frase de la única oración que el mismo Jesús nos dejó. EL GEN DE DIOS.  Observando un programa sobre el origen de la creencia del ser humano en Dios, un científico habló sobre el gen de Dios, donde supuestamente ellos han encontrado un gen que parecía estar puesto en hombre para creer siempre en Dios, por supuesto que el ambiente  disminuye o aumenta esa espiritualidad del hombre. Al final pude meditar el programa y dije: ¡Que grande eres Papa Dios! LA EJECUCION DE TOMAS MORO. A pesar de las presiones de sus amigos y familiares, Tomás Moro se negó a reconocer a Enrique VIII como jefe supremo de la iglesia de Inglaterra. El antiguo canciller fue ejecutado el 6 de julio de 1535. Conservó su humor hasta el último momento. Sir Tomás Moro, como si lo hubieran invitado a una fiesta solemne, se vistió sus mejores galas. Al verlo, el Lugarteniente le aconsejó que se las quitara, diciéndole que se quedaría con ellas un patán cualquiera:-¡Cómo, señor Lugarteniente!, respondió, ¿he de considerar como un patán al que me va a hacer hoy un servicio tan admirable? Os aseguro de veras que, aunque esta ropa fuera de oro fino, creería que se la tiene bien merecida; también san Cipriano dio treinta monedas de oro a su verdugo, y aunque finalmente, ante la insistencia importuna del Lugarteniente, se cambió de ropa, siguiendo el ejemplo de san Cipriano, de lo poco que le quedaba envió una moneda de oro a su verdugo. Lo sacó pues el Lugarteniente fuera de la Torre y luego al lugar de la ejecución. Al subir al cadalso, como éste oscilase de tal forma que parecía estar a punto de venirse abajo, le dijo con buen humor al Lugarteniente: -Por favor, señor, ayúdeme a subir; para bajar ya me las arreglaré yo solo. Pidió entonces a la gente que le rodeaba que rezase por él y fuera testigo de que moría en y por la fe de la santa Iglesia Católica. Luego se arrodilló y, dichas sus oraciones, se dirigió al verdugo de buen talante diciendo: -Ten ánimo, valiente; no tengas miedo de cumplir con tu oficio. Pero tengo el cuello muy corto; por eso pro-cura acertar bien, que va en ello tu honor. Así sir Tomás Moro pasó de este mundo a Dios el mismo día que más le hubiera gustado hacerlo. EN LA ÚLTIMA FILA. En una reunión de vecinos, los Rabinos se sentaron en la primera fila.  Rabí Najum ben Itzjak  llegó unos minutos más tarde y se sentó en  la última fila. Uno de los Rabinos lo vio y lo invitó a que se sentara al lado de ellos, puesto que una persona como él no debería sentarse allí. Rabí Najum respondió: -Agradezco la invitación, sería un honor estar con ustedes, pero estoy contento con este lugar. Después de todo ¿no nos han enseñado que no es el lugar el que proporciona honores a la persona, sino la persona quien honra al lugar? De esta manera, Rabí Najum ratificaba  lo que requería: la humildad es la que afirma la grandeza. ¿USTED CREE EN EL DEMONIO? Esa es una de las preguntas que le hicieron al gran exegeta católico Raymond Brown (1928-1998).  Su respuesta fue:Nunca acabo de entender qué importancia puede tener mi fe personal ante un auditorio numeroso, aunque no por eso me voy a negar a contestar a su pregunta. Y mi respuesta es sí. Pero me imagino que lo que usted quiere saber es si existe alguna prueba de la existencia del demonio y, más en concreto, si hay alguna prueba bíblica. Cualquiera que haya sido la creencia popular en la época anterior al exilio babilónico de 587-539 a. C., el material bíblico escrito antes de esa época no aporta muchos indicios sobre la creencia en el demonio en el sentido normal de la palabra. Al tentador, representado bajo la figura de una serpiente en el Génesis, no se le llama demonio (aunque sí se haga más tarde en el Apocalipsis 12, 9); y el Satán del libro de Job es más un prefecto de disciplina celestial que un príncipe del mal. Tras la época del exilio y, con toda seguridad, bajo la influencia persa, el judaismo manifiesta su creencia tanto en una fuerza principal del mal (demonio, Satán, Belial, etc.) como en hordas de demonios, algunos de los cuales toman posesión de las personas. Es obvio que los escritores del nuevo testamento compartían la visión del judaismo de su tiempo con respecto a las criaturas demoníacas; y la teología cristiana, hasta nuestros días, ha considerado esa creencia como seria y normativa. Me llama la atención que la gente pueda afirmar con toda certeza que el demonio no existe, ya que ignoro cómo lo saben; y resulta muy difícil la demostración de una negación universal. En cuanto a quienes creen en la existencia de un principio supremo e inteligente del bien, es decir, Dios, no veo en absoluto por qué se verían impulsados a negar la existencia de un principio supremo (por debajo de Dios) e inteligente del mal. ¿Acaso la reciente historia del mundo nos hace dudar de la existencia de una fuerza maligna en plena acción? Realmente, a los más pesimistas, la historia reciente del mundo, les haría creer más fácilmente en el demonio que en Dios. En cuanto a la doctrina de la Iglesia, entiendo (si bien tengo que insistir siempre en que mi especialidad no es la teología sistemática) que la existencia del demonio normalmente se considera una parte de la doctrina católica infalible. Se trata de una doctrina muy escueta: no insiste en la descripción del demonio ni en especificar su pluralidad, ni cualquier otro de los aspectos que muchos se imaginan en su visión del demonio. Yo diría que resulta casi imposible entender la proclamación de Jesús, de palabra y obra, de la venida del reino de Dios, sin entender simultáneamente la oposición que surge de un reino del mal establecido la continua proclamación del reino de Dios, no veo muchas cosas que me hagan pensar que la resistencia deliberada por parte del mal sea algo perteneciente exclusivamente a la manera de pensar del siglo I. Pero eso es algo bastante distinto a atribuir casi todas las enfermedades al demonio”….Hasta la próxima entrega



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