TENEMOS INSCRITA LA IMAGEN DE DIOS (Mt 22,15-22)

martes, 14 de octubre de 2014

send email
print this page
Nuevamente  los fariseos están al ataque en contra de Jesús (Mt 22,14-22). Se reúnen y buscan un modo de enredarlo con sus palabras. Ya anteriormente, los fariseos habían salido derrotados cuando le preguntaron a Jesús: “¿Con qué autoridad enseñas? ¿Quién te ha dado tal autoridad? (Mt 21,23-27). 

En su afán por hacerlo caer, les envían a algunos discípulos entrenados en la Ley y  que estaban acompañados de “herodianos”. Creen que al ir ellos directamente nuevamente Jesús se iba a defender para no caer con sus palabras. Por otra parte los “herodianos” no pertenecían a ningún grupo o secta religiosa, actuaban  como grupo o partido político afecto a Herodes
Los discípulos de los fariseos y los herodianos empiezan la trampa a Jesús llamándolo “maestro” (gr didaskalos; hb rabbí). Le dicen que él es una persona sincera y fiel al camino de Dios e imparcial en la condición de las personas, por ello quieren saber su opinión sobre el tema de los tributos. Los fariseos saben que la pregunta esta confeccionada de tal manera que Jesús no tendrá escapatoria. Le preguntan: ¿Es lícito pagar tributo al césar o no? (Mt 22,17).
Si Jesús es favorable al pago del tributo, pierde el favor del pueblo, si lo niega, los herodianos, invitados expresamente, lo denunciaran a la autoridad como subversivo. Los romanos, bastante tolerantes  en todo, no eran tiernos en cuestiones de poder.
Al saber la mala intención de los interlocutores, los llama hipócritas y les pregunta ¿Por qué me tientan? Ya Jesús venció en el desierto las tentaciones, una de ellas era de congraciarse con el poder y la riqueza (Mt 4,9-10).
Ahora viene el contraataque, Jesús, les dice: “Muéstrenme la moneda del tributo” (Mt22,19). Le presentan un denario, esta moneda tenia grabada por una parte al emperador Tiberio por un lado, y  en donde dice: “Tiberio César Augusto, hijo del divino Augusto” y a su madre Livia por el otro, y en donde se encuentra grabado: “Pontífice Máximo”. Jesús les pregunta de quién “es esa imagen” (Mt 22,20), a lo que le respondieron “del César”. La moneda es propiedad de aquel cuya efigie lleva, sin su autorización no se acuñaría, en este caso la moneda es del césar, es por ello que Jesús les dice la famosa frase: “Den, al césar lo que es del césar ya Dios lo que es de Dios” (Mt 22,21).
La respuesta tan inteligente, y yo diría que hasta chistosa del Señor los dejó sorprendidos, y no tuvieron otra alternativa que irse.  La intención  de su respuesta no era dividir el mundo en dos reinos (el de Dios y el del césar) poniéndolos en un plano de igualdad, su respuesta llevaba el recordatorio que fue Dios quien “creó el cielo y la tierra” (Gn 1,1), que todo lo que hay en ella le pertenece, y es Él el único que hace justicia verdadera (cf. Prov 29,26).
El Apóstol Pedro (1 Pe 2,13-15) manifiesta que todas las personas tienen que someterse a las autoridades humanas, pero que la causa debe ser “el Señor”, es decir obedecer a las autoridades porque ellas harán lo bueno y justo para su pueblo: “Sométanse a toda autoridad humana por causa del Señor: al rey, porque tiene el mando; a los gobernadores, porque él los envía para castigar a los que obran mal y para animar a los que obran bien. La voluntad de Dios respecto de ustedes es que, obrando el bien, acallen la ignorancia de los imbéciles”. Por su parte en la carta de Hechos de los Apóstoles se nos narra como los discípulos prefieren obedecer a Dios que a cualquier otra autoridad humana que se revele contra su voluntad: “Pedro y los apóstoles respondieron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien ustedes dieron muerte colgándolo de un madero. Dios lo exaltó y lo puso a su derecha como Jefe y Salvador, para dar a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Nosotros somos testigos de esto, y lo es también el Espíritu Santo que Dios ha dado a los que le obedecen”  (Hech 5,29-31).
Tenemos inscrita la imagen de Dios
Cualquier moneda puede tener inscrita una imagen, el cristiano solamente tiene grabada la imagen de Dios (Gn 1,27). Nuestra obediencia debe tener su raíz en nuestro Padre, Él nos ha dado los lineamientos que debemos seguir para obedecer a cualquier autoridad civil. Si las políticas que imponen son en contra de Dios (aborto, eutanasia, homosexualidad etc) entonces se debe deplorar fervientemente tales aberraciones.
En innumerables veces tenemos inscrito en nuestro corazón la cara del orgullo, rencor, falta de perdón que nos hace ser personas que piensan exclusivamente en la vida terrenal, no se ponen como objetivo el vivir en la presencia gloriosa de Dios.
Un cristiano que quiere ser consecuente en su vida civil y profesional, en el mundo de la enseñanza o de la sanidad, en los medios de comunicación o en la política, tiene aquí, no un tratado completo de actuación, pero sí una consigna de jerarquías que deberá continuamente tener en cuenta.


Recomiendalo:
 
Design by Grupo Delecluse | Publicado por Orlando Carmona | Powered by www.orlandocarmona.com.ve El lugar que se encuentra en misión permanente.
© Copyright 2012-2013  LA WEB DE ORLANDO CARMONA All Rights Reserved.