Diego
Padrón, resaltó este miércoles que "Venezuela atraviesa una crisis global
de enormes proporciones y que los ciudadanos están consciente de ello"
comentó. "La violencia sigue siendo motivada por la filosofía del sistema”.
El discurso del Presidente de la CEV, Diego Padrón Sanchéz Arzobispo de Cumaná,
en la Apertura de la Centésima Tercera Asamblea Ordinaria Plenaria de la
Conferencia Episcopal Venezolana:
“Saludo
cordialmente a los hermanos Obispos presentes y envío un afectuoso saludo a los
hermanos Eméritos y a otros que por motivos de enfermedad u otras serias
razones no pueden compartir con nosotros este encuentro de fraternidad,
colegialidad y corresponsabilidad.
Saludos
en especial deferencia al Sr. Cardenal Jorge Urosa Savino, Arzobispo de Caracas
y Presidente de Honor de la Conferencia Episcopal Venezolana.
Al
Excmo. Mons. Aldo Giordano, Nuncio Apostólico, agradeciéndole su servicio a
nuestra Iglesia y a nuestro país y su saludo en esta ocasión. En su persona y
por su digno intermedio expreso al Santo Padre Francisco el saludo agradecido
de sus hermanos Obispos de Venezuela y la filial adhesión de nuestra Iglesia
que peregrina hacia una patria mejor (Cf Hb. 11,14).
Saludo
y doy la más cordial bienvenida a esta Asamblea a los hermanos sacerdotes Darío
Salazar Gómez, Administrador Diocesano de Margarita, Ernesto Romero,
Pro-Vicario del Vicariato Apostólico de Tucupita y Benito Méndez, Administrador
Diocesano del Ordinariato Militar.
Un
fraterno saludo a los Presidentes y Juntas Directivas de la Conferencia de
Religiosos y Religiosas (CONVER) y del Consejo Nacional de Laicos (CONALAI) de
la Asociación Venezolana de Educadores Católicos (AVEC), de la Universidad
Católica Andrés Bello (UCAB), de la Asociación de Promoción de la Educación
Popular (APEP), Universidad Católica Santa Rosa (UCSAR), Instituto
Universitario Pedagógico Mons. Arias (IUPMA).
Saludo
y agradezco la presencia y diario servicio de los Directores de los
Departamentos del Secretariado Permanente del Episcopado Venezolano (SPEV), y a
todos nuestros colaboradores.
Saludo
y agradezco a los representantes de los medios de Comunicación Social.
A
nivel de Iglesia universal, el año que acaba de terminar fue un tiempo
privilegiado – un kairós lo llama el Nuevo Testamento – en el que la
personalidad, el estilo pastoral y las extraordinarias como oportunas
intervenciones del Papa Francisco han hecho patente que el Espíritu de Dios no
se agota y suscita en cada época los hombres y mujeres capaces de dar un giro a
la historia. Hoy, en la Iglesia, ese hombre se llama Francisco. Nuestra Iglesia
y nuestro pueblo están plenamente identificados con él.
En
el programa del Papa Francisco la actividad más significativa en el 2014 ha
sido sin duda la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos
con un tema de primera importancia para la Iglesia y la sociedad, para los
gobiernos y para el común de la gente. En efecto, durante el Sínodo la Iglesia
ha proclamado el “Evangelio de la Familia” o el designio que a la luz de la
Revelación cristiana tiene establecido Dios para la familia, el matrimonio y
los hijos. Esta etapa del Sínodo fue sólo la primera-equivalente a las etapas
del Ver y el Juzgar de nuestra metodología, para contemplar la realidad de la
familia hoy, en la complejidad de sus luces y sus sombras; para reconsiderar
con frescura y entusiasmo renovados lo que la Revelación [...] nos dice sobre
la belleza, sobre la misión, sobre la dignidad de la familia; la confrontación
- que la hubo en el aula sinodal y fuera de ella – bajo la luz del Señor Jesús,
para discernir los caminos por los cuales renovar la Iglesia y la sociedad en
su compromiso por la familia basada en el matrimonio entre hombre y mujer (LOS
DESAFIOS PASTORALES SOBRE LA FAMILIA EN EL CONTEXTO DE LA EVANGELIZACION,
Documento final, 18-10-2014, N° 4).
Otro
Jalón importante en la orientación que el Papa Francisco ha imprimido a la
Iglesia ha sido la canonización, el pasado 1 de mayo, de los dos más grandes
Papas del siglo XX: Juan XXIII y Juan Pablo II, y la beatificación de un
extraordinario pastor y evangelizador, el Papa Pablo VI. Estos tres hombres
fueron las grandes voces que con el coraje propio de los profetas enrumbaron al
pueblo de Dios por los caminos del aggiornamento, la evangelización del mundo
contemporáneo y la apertura al mundo a la luz del Concilio Vaticano II,
particularmente de la Lumen Gentium y la Gaudium et Spes. Su profundo y
prolongado magisterio, recogido particularmente en visionarias Encíclicas que
sacudieron a católicos y no católicos y sus numerosos viajes apostólicos – al
estilo de San Pablo-, que acercaron a la Iglesia a todos los pueblos y
culturas, manifiestan que la santidad es una característica de la Iglesia,
presente tanto en su cabeza visible como en sus miembros, en medio de una lucha
frontal contra el pecado que afecta poderosamente al cuerpo de la Iglesia y que
ella no ha escondido.
Cada
Papa es un hombre a quien Dios llama y pone al frente de su casa, como Moisés
(Hb3,3-6), para que conduzca al pueblo por el camino de la alianza y sus
mandamientos: no matarás, no robarás, no calumniarás. Pero, en primer lugar,
amarás a Dios ante todo y más que todo, y a tu prójimo como a ti mismo. Esa fue
la vocación y misión que cumplieron en su vida los Papas declarados santos. En
definitiva, los santos son los mejores evangelizadores. Esta es también la
línea central del mensaje del Papa Francisco. Con gran sencillez en sus
palabras, gestos y actuaciones procura poner al nivel más común las verdades,
los ejemplos y el sentido lleno de alegría del Evangelio.
El
Papa Francisco cree profundamente en el valor del testimonio evangelizador de
los hombres y mujeres que consagran enteramente su vida a Dios. De aquí que
haya declarado el 2015 como el AÑO DE LA VIDA CONSAGRADA. Esta es una ocasión
para que la CONVER lidere un plan integral de formación, renovación, promoción
y acción de gracias de la Vida Consagrada en Venezuela, que tantas y tantos
evangelizadores ha dado a la Iglesia.
En
el plano nacional, el Episcopado y la Iglesia hemos llorado la partida de tres
hermanos obispos: S. E. Juan María Leonardi, S. E. Antonio José Ramírez
Salaverría, Decano del Episcopado Venezolano, y S. E. José Hernán Sánchez
Porras, Obispo del Ordinariato Militar. El consuelo nos viene de la esperanza
cierta de que sus vidas y sus obras les acompañan ante el Padre de la
misericordia, quien no deja sin la recompensa eterna a sus servidores fieles.
Un
evento que fue y será muy provechoso para la vida ministerio de los sacerdotes
ha sido la Asamblea Conjunta de Obispos y Presbíteros tenida el 9 y 10 de
julio, con el fin de estrechar los vínculos de comunión eclesial promover la
espiritualidad y la pastoral sacerdotales y subrayar los criterios eclesiales
comunes de nuestra pastoral.
La
Iglesia ha impulsado con fuerza el reconocimiento de la persona del Doctor José
Gregorio Hernández como un ciudadano, un profesional, médico y científico,
ejemplo para todos los venezolanos de virtudes humanas y cristianas. Un laico
que entendió y puso en práctica aquella máxima de San Pablo: La caridad no
puede esperar, el amor de Cristo nos apremia -2 Co 5,14
Me
adelanto a decir que los resultados de este año dedicado al Venerable Dr. José
Gregorio Hernández han superado las expectativas. Se ha logrado un mejor
conocimiento y reconocimiento del valor de sus vidas y virtudes, y los fieles
católicos han presentado a la Causa de beatificación centenares de testimonios
en los que se atribuye una especial intercesión del Venerable para obtener de
Dios los favores esperados. Hoy la Causa de Beatificación tiene un fundamento
más sólido y los venezolanos podemos estar más esperanzados.
En
el ámbito eclesiástico hemos recibido la grata visita de tres Obispos que, a
nombre de la Congregación del Clero, hicieron un análisis de la vida de
nuestros Seminarios diocesanos. A los tres hermanos Obispos venidos de afuera
nuestro agradecimiento por su cercanía, el profundo respeto a nuestras
decisiones y el esmerado empeño con que realizaron su ardua labor.
A
los Obispos de la Comisión Episcopal de Seminarios y al Departamento nuestra
felicitación y reconocimiento por la ANIMACIÓN, acompañamiento y coordinación
de la visita. Estamos en espera del Informe final de parte de la Congregación
del Clero.
La
Iglesia venezolana tiene para el año que comienza el reto de trabajar en base
al nuevo Plan Trienal, propuesto por las Comisiones Episcopales y la Secretaría
General de la Conferencia. El Plan unifica objetivos y criterios y coordina
acciones y programas. El compromiso es hacerlo pasar a nuestros planes
pastorales, diocesanos, parroquiales y comunitarios.
Dentro
del Plan Trienal está prevista la Asamblea Nacional de Pastoral para el segundo
trimestre del año. Sería una actualización del espíritu Plenario de Venezuela y
una experiencia de planificación pastoral para los años venideros que responda
a las exigencias de los nuevos desafíos.
Un
acontecimiento de significativa importancia histórica y eclesial es el Quinto
Centenario de la Fundación de Cumaná, primogénita del Continente. Una Carta
Colectiva del Episcopado pondría de relieve los inicios de la evangelización de
Venezuela en “Tierra de Gracia” con el aporte, incluso martirial de los
misioneros Franciscanos y Dominicos. Antes de nacer la República, los
misioneros contribuyeron al nacimiento de nuestra nacionalidad.
Como
ciudadanos venezolanos y como pastores del pueblo, que peregrina entre
aflicciones y consuelos de Dios, hemos estado muy atentos al acontecer del
país.
El
pueblo está consciente de que Venezuela atraviesa una crisis global de enormes
proporciones, cuyos niveles sobrepasan cualquier crisis anterior y que toca
profundamente todas las dimensiones de la vida del país. Cada día el venezolano
siente más la crisis en carne propia. Una crisis de carácter ético-político y
económico-social.
El
punto de partida de esta crisis está, por un lado, en la pérdida de los valores
morales republicanos y, por otro, en la naturaleza y desempeño del sistema que
nos gobierna. Es ya un lugar común decir que en Venezuela se ha perdido el
respeto entre las personas y el respeto a las instituciones. Pero también a los
principios de legalidad, legitimidad y moralidad que son el sustento del
entramado jurídico, legal y constitucional.
El
sistema político dominante ha impulsado constantemente la división ideológica y
social entre los diversos sectores del país, lo cual predispone los ÁNIMOS para
la violencia y la agresividad. La violencia ha sido y continúa siendo motivada
por la filosofía del sistema La pobreza vergonzante a la que el sistema ha
llevado al país es causa de violencia. El militarismo y la corrupción en
diversos grados son amparados por el sistema. La desidia o negligencia de los
poderes públicos para superar la crisis moral, la ineficiencia de los servicios
básicos que requieren todos los ciudadanos, el alto costo de la vida, la crisis
en el sistema de salud pública, el desabastecimiento en todos los rubros, la
escasez de empleo digno y justo, la crisis económica que paraliza al país, la
inseguridad social y jurídica, la criminalización de la protesta pacífica y la
persecución a la disidencia política, sindical y obrera conforman un clima
político-social muy duro y un panorama nacional muy oscuro.
Ante
la magnitud de la crisis, los partidos políticos no han sabido ofrecer un proyecto alternativo de democracia
eficiente. La crisis de los partidos es más de afecto que de ideología, más de
agendas y proyectos personalistas que de estrategias. Tal crisis en la
dirigencia impide la visión de bien común y la concreción de un proyecto en el
que puedan participar todos los sectores sin exclusiones.
La
crisis es tan compleja que requiere para ser resuelta el concurso de todos los
sectores del país. Ahí está nuestra fortaleza. “La fuerza es la unión”. (Himno
Nacional). La política de exclusión y de desconocimiento mutuo entre los
sectores disminuye la capacidad para encontrar los caminos de solución. El
radicalismo agudiza la crisis.
El
diálogo es el camino, con tal responda a la naturaleza y a la metodología del
diálogo eficaz, que prevee cambios y acuerdos en bien de todos. La Asamblea
Nacional debería ser la primera instancia de diálogo en el país.
Las
próximas elecciones parlamentarias tienen para la marcha del país un
extraordinario valor, pues desde la Asamblea Nacional pueden impulsarse los
cambios que la nación requiere para recuperar el diálogo, el orden y la paz. En
nombre de la CEV propongo de nuevo el diálogo entre el gobierno y los demás
sectores del país como una vía para encontrar soluciones acordadas.
Hago
votos al Señor por intercesión de nuestra Señora de Coromoto a fin de que nos
conceda en este nuevo año alcanzar en Venezuela la reconciliación y la paz.
Caracas,
07 de enero de 2015.-
Muchas
gracias
+Diego
Padrón Sánchez
Arzobispo
de Cumaná
Presidente
de la CEV”
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