La
“barca” se usa en los evangelios como figura para expresar ciertos aspectos de
una comunidad humana. A diferencia de «la casa», que es estática (donde «se
está»), «la barca» es dinámica, connota un desplazamiento (en ella «se viaja»).
En el Evangelio de Marcos aparece por primera vez una barca en la escena de la
llamada de Santiago y Juan (Mc 1, 19: «[Jesús] vio a Santiago el de Zebedeo y a
Juan, su hermano, que estaban en la barca poniendo a punto las redes, e
inmediatamente los llamó. Dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los
asalariados y se marcharon con él»).
Como
se ve, esta barca encierra un grupo humano y ligado por relaciones de diversa
índole: se menciona la figura de la autoridad/poder y de la tradición, el padre
(Zebedeo); están en ella los subordinados privilegiados, los hijos (Santiago y Juan),
que son garantía de continuidad y tienen derecho a los bienes del padre, y los
subordinados no privilegiados, los asalariados, sin nombre ni número y
dependientes económicamente.
Todos
los nombres mencionados son hebreos, en contraste con los de los dos hermanos
llamados antes, Simón y Andrés (Mc 1,16), que tienen nombres griegos o de forma
griega. Este conjunto de datos indica que «los de la barca» representan a un
grupo judío apegado a las tradiciones, jerárquicamente organizado, donde existe
la desigualdad social basada en la dependencia económica. El grupo, por otra
parte, está inactivo (la barca no está en movimiento), es decir, no se propone
una misión que cumplir. Los únicos que se preparan para la actividad son los
dos hermanos («que estaban en la barca poniendo a punto las redes»), y es a
ésos a los que llama Jesús.
Los
demás pasajes en que aparece una barca están en relación con Jesús. El sube por
primera vez a una barca cuando va a proponer las parábolas a la multitud (4,1).
No se dice que sube «a la barca», sino «a una barca», indicando ser una entre
otras que podía haber utilizado; de hecho, «otras barcas estaban con él»
(4,36). Es decir, no existe una barca que sea «la barca de Jesús»; la que usa
en las travesías es la de los discípulos, que están presentes en ella (4,38:
«Maestro»; 6, 45; 8,10). Como sucede con la «casa», esta «barca» no representa
a la entera comunidad de Jesús, sino a un grupo perteneciente a ella, en este
caso el de los discípulos.
En
el Evangelio de Marcos, Jesús utiliza la barca después de haber constituido el
grupo de los Doce (3,13-19) y el grupo en torno a él (3,31-35), en el período
que se extiende hasta la declaración mesiánica (8,27-30). Las menciones de la
barca se organizan sobre todo alrededor de las travesías del lago, tres de las
cuales constituyen episodios importantes cuyo tema común es la incomprensión de
los discípulos. Las tres travesías terminan o deberían terminar en territorio
fuera de Galilea (5,1: Gerasa; 6,45: Betsaida, aunque el viento desvía la ruta
hacia Genesaret, cf. 6,53; 8,10.22a: Dalmanuta, Betsaida). Es decir, la barca,
en la que se viaja con Jesús, representa a un grupo activo de seguidores, orientado
a la misión universal. Es, por tanto, una figura que está en relación con la de
«la pesca de hombres» (Mc 1,17 par.); el hecho de que las travesías deban terminar
en territorio pagano confirma la universalidad implícita en el objeto de la misión,
los «hombres» (1,17: «pescadores de hombres», sin distinción)
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