1.
Con profunda y renovada esperanza en Dios, al inicio de este año 2015 los
Obispos de Venezuela saludamos a todos los venezolanos, y elevamos nuestras
oraciones al Señor por el bienestar y la paz del país. En medio de los
problemas que nos agobian, hemos visto en Navidad la luz de Jesús, nuestro
Divino Salvador (Lc 2, 9), quien nos anima a ir adelante, en fidelidad a su
palabra, para construir un mundo mejor. Confiando en El queremos una vez más
compartir con nuestro pueblo algunas inquietudes sobre la actual situación del
país, para contribuir a resolver la crisis que enfrentamos.
EN MEDIO DE UNA CRISIS GENERAL
2.
La primera parte del año 2014 estuvo marcada por una fuerte agitación política
y social. En esos momentos los Obispos manifestamos firmemente nuestro rechazo
a toda violencia, fuera cual fuera su origen y autores, pues ella produjo un
saldo de 43 muertos y muchos heridos, lo cual deploramos sin hacer distinción
de sectores sociales o políticos; denunciamos el uso excesivo de la fuerza en
la represión de las protestas, así como la detención de miles de personas,
muchas de ellas todavía hoy en prisión, o sujetas a presentación ante
tribunales penales o a otras medidas restrictivas de libertad; y manifestamos
nuestras condolencias y solidaridad con las víctimas y sus familias. Hay
abundantes denuncias de violaciones de derechos humanos e incluso de torturas a
los detenidos, que deben ser atendidas y sancionados los culpables de estos
delitos.
3.
Esa grave crisis planteó la necesidad de un diálogo entre dirigentes del
gobierno, de la oposición y de otros sectores. Gracias, entre otras cosas, a
los llamados del Papa Francisco y a la participación del Nuncio Apostólico de
Su Santidad, S.E Mons. Aldo Giordano, se dio inicio a un diálogo que
lamentablemente no pasó de los primeros encuentros.
4.
A esta situación se ha unido en los últimos meses la angustia generalizada del
pueblo por la crisis económica que sufrimos, pues se ve sometido a dificultades
nunca vistas para tener acceso a artículos de primera necesidad. Una deuda
externa gigantesca, que hipoteca el futuro de los venezolanos, la inflación
desbordada, la devaluación de nuestra moneda, el contrabando de extracción y el
desabastecimiento de productos básicos han generado el empobrecimiento
creciente de amplio sectores de la población, particularmente los de menos
recursos económicos. Esta crisis se acrecienta por la corrupción
administrativa, el centralismo, el saqueo de las divisas del fisco, la reciente
baja de los precios del petróleo, y por la ineficacia de las medidas y planes
que está aplicando el Gobierno Nacional para enfrentarla.
5.
También nos encontramos en una situación de violencia social cada vez peor. El
lenguaje ofensivo, la descalificación sistemática a toda opinión contraria,
incitan al fanatismo y a la irracionalidad. La crisis de inseguridad pública es
intolerable. Lamentablemente los esfuerzos y programas desarrollados por el
gobierno para controlar este flagelo han resultado ineficaces. A esto se suman
graves problemas en el campo de la salud, como el de epidemias virales no
enfrentadas con eficiencia, la carencia de medicinas, insumos y equipos médicos
en todo el país. Por otra parte, la muerte de más de cuarenta internos en el
presidio de Uribana revela una situación trágica en nuestro sistema carcelario,
que debe ser reformado totalmente.
UN CAMINO EQUIVOCADO
6.
El mayor problema y la causa de esta crisis general, como hemos señalado en
otras ocasiones, es la decisión del Gobierno Nacional y de los otros órganos
del Poder Público de imponer un sistema político–económico de corte socialista
marxista o comunista. Ese sistema es totalitario y centralista, establece el
control del Estado sobre todos los aspectos de la vida de los ciudadanos y de
las instituciones públicas y privadas. Además, atenta contra la libertad y los
derechos de las personas y asociaciones y ha conducido a la opresión y a la ruina
a todos los países donde se ha aplicado.
7.
Esta decisión se evidencia, entre otras cosas, en el desprecio de cualquier
propuesta que no sea la oficial, en el desarrollo de una hegemonía
comunicacional que entraba y limita la actuación de medios independientes, en
el propósito de controlar los sindicatos, en la persecución por vía judicial de
la disidencia política, en la multiplicación de leyes, normativas y
procedimientos que dificultan la acción del sector privado, incluso de aquellas
organizaciones sin fines de lucro que se dedican a promover obras de beneficio
social. Así mismo se manifiesta en la reciente designación de los Rectores del
Consejo Nacional Electoral, de algunos magistrados del Tribunal Supremo de
Justicia y de las autoridades del Poder Ciudadano de acuerdo a intereses
partidistas, la cual no refleja la pluralidad política del país y de la
Asamblea Nacional, y ha llevado al cuestionamiento legal y ético de los
procedimientos usados. De nuevo afirmamos: el socialismo marxista es un camino
equivocado, y por eso no se debe establecer en Venezuela.
URGENCIA DE CONCERTACION Y DIALOGO
EFICAZ
8.
Por todas estas razones proponemos nuevamente el diálogo como la vía
indispensable para lograr la concertación y resolver los graves problemas de nuestro
país. Ahora bien: un diálogo sincero y eficaz que prevea cambios y acuerdos en
bien de todos, solo es posible con una esperanza trascendental que ponga en
movimiento a la mayoría de los venezolanos - de todas las tendencias políticas-
con los valores indispensables para la regeneración del país. Por otra parte,
la Asamblea Nacional debería ser la primera instancia de diálogo y respeto de
la pluralidad política de Venezuela.
9.
Para lograr la concertación es preciso el respeto absoluto a los derechos
humanos, y descartar la violencia excesiva en el control de legítimas
manifestaciones del pueblo por parte de los funcionarios del Estado. También es
necesario liberar a los presos políticos y no utilizar el sistema judicial para
amedrentar e inhabilitar a adversarios políticos. La libertad de expresión y la
existencia de medios de comunicación independientes deben ser respetadas.
10.
El restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos
luego de 53 años de enfrentamientos, propiciado por la mediación del Papa
Francisco, revela que posiciones intransigentes y radicales, son estériles, y
finalmente deben dar paso al encuentro y al diálogo.
LLAMADOS A LA RESPONSABILIDAD
11.
El Gobierno Nacional y todas las autoridades deben asumir su responsabilidad en
solucionar los problemas que vive el país, activando los correctivos necesarios
para evitar el empeoramiento de la crisis. Los dirigentes de los órganos del
Poder Público, más allá de los procedimientos con que fueron designados, deben
ejercer sus cargos con imparcialidad y justicia, teniendo en cuenta que Dios y
la Patria juzgarán y castigarán a quienes cometan cualquier injusticia y
quebranten el juramento de actuar bien.
12.
De igual manera los líderes de los diversos sectores políticos, empresariales,
laborales y culturales, deben participar en la solución de dichos graves
problemas. Los líderes de la oposición están en la obligación de presentar un
proyecto común de país y trabajar por el bien de Venezuela, superando las
tentaciones de personalismo. El estamento militar debe actuar con la
imparcialidad postulada por la Constitución. Las fuerzas políticas y el pueblo
venezolano en general deben rechazar todo tipo de violencia. Si actuamos todos
con el arma de la no violencia, podremos reconstruir la convivencia social, el
orden constitucional y la paz interna de la República.
13.
Y cabe subrayar que cada uno de nosotros, como ciudadanos, tiene
responsabilidades políticas que no puede delegar. En el ejercicio de esa
responsabilidad debemos ejercer y defender activa y firmemente, siempre con
medios pacíficos, nuestros derechos y los derechos de los demás, y exigir el
respeto a las condiciones necesarias para una convivencia nacional justa,
pacífica y provechosa para todos.
ELECCIONES PARLAMENTARIAS
14.
Una oportunidad estupenda para ejercer esa responsabilidad política en este año
son las elecciones para la Asamblea Nacional. Los actores políticos deben
postular a personas debidamente seleccionadas y capaces, de alta
responsabilidad, cualidades morales y espíritu de servicio al pueblo. Llamamos
a todos los electores a participar, pues del voto de cada uno de nosotros
dependerá la composición de la futura Asamblea, factor importantísimo en la
solución de los problemas del país. El Consejo Nacional Electoral tiene la
ineludible obligación moral de actuar con transparencia e imparcialidad, sin
promover cambios que lesionen la justicia y la representación equitativa de la
población. Le corresponde también la obligación de perfeccionar el sistema
electoral de manera que no haya ventajismos de ningún grupo, y que no se
utilicen los recursos del Estado para promover ninguna candidatura.
REFORMAS ECONOMICAS Y RENOVACION SOCIAL
15.
El sistema económico que está imponiendo el Gobierno Nacional es, a todas
luces, ineficaz. Es necesario que, dejando a un lado concepciones ideológicas
rígidas y fracasadas así como el afán de controlarlo todo, el Gobierno impulse
reformas que eliminen trabas a la producción, detengan la inflación, y
solucionen el desabastecimiento y la carestía de los artículos de primera
necesidad. Entre otras cosas promoviendo la actividad privada en la economía,
consagrada en la Constitución.
16.
Venezuela necesita un nuevo espíritu emprendedor con audacia y creatividad. Es
urgente estimular la laboriosidad y la producción dando seguridad jurídica y
fomentando empresas eficientes, tanto públicas como privadas. Pero también es
necesario observar una conducta ética, recta y honesta. Recordemos que la
corrupción, cobrar indebidamente por cualquier trámite, la especulación en los
precios, querer ganar dinero sin trabajar, el fraude, son graves males y
pecados que deben ser desterrados de la vida nacional y de la conducta de todos
los ciudadanos, en particular de los funcionarios del Estado.
17.
Los cuerpos de seguridad deben urgentemente actuar con mayor empeño y
efectividad en el marco de la Constitución y las leyes para garantizar la
seguridad personal y patrimonial de los venezolanos, combatir eficazmente la
inseguridad, y someter a la delincuencia, que tanto dolor causa en todos los
sectores sociales. En el mundo obrero hay que respetar y defender los derechos
legítimos de los trabajadores a la organización sindical. En el campo de la
salud el Gobierno Nacional debe afrontar las graves deficiencias actuales,
mejorar la red de los servicios públicos hospitalarios y asistenciales, y
solucionar pronto y definitivamente el desabastecimiento de medicinas y equipos
médicos.
18.
Para lograr una profunda renovación social es preciso que todos fomentemos y
apoyemos con fuerza la unión familiar, pues la familia es el núcleo fundamental
de la sociedad. Deploramos la emigración de miles de venezolanos, que
desintegra las familias y constituye un empobrecimiento de nuestro talento
humano. Hay que promover también, a todo nivel, un nuevo clima nacional de
convivencia, de fraternidad, de entendimiento, ajeno al enfrentamiento, a la
exclusión y a la polarización. Esto es muy necesario especialmente en las
comunidades de los recientes desarrollos residenciales de la Gran Misión
Vivienda Venezuela, para ayudarlas a convivir como buenos vecinos y hermanos en
una situación nueva para ellos.
RENOVACION ETICA Y ESPIRITUAL
19.
La grave crisis que confrontamos en Venezuela revela una situación aún más
profunda: una crisis moral, de valores, actitudes, motivaciones y conductas,
que es preciso corregir. Tenemos que superar actitudes como el afán de riqueza
fácil y la corrupción, la soberbia política, la prepotencia y el ansia del
poder, el egoísmo, la pereza, el odio y la violencia. Y hemos de rescatar los
principios de legalidad, legitimidad y moralidad que sustentan el entramado de
la convivencia social. Estamos convencidos de que es posible una Patria en la
que impere la democracia, con instituciones eficaces y saludables, donde cada
persona y la sociedad entera puedan desarrollar sus iniciativas, superarse y
comprometerse con la promoción del bien común. Es necesaria la práctica de las
virtudes personales y cívicas, de lo cual fue preclaro ejemplo el Venerable Dr.
José Gregorio Hernández
20.
Por eso, como pastores de la Iglesia en Venezuela, hacemos un insistente
llamado a la conversión moral, y al cumplimiento de los Mandamientos de la Ley
de Dios. Es necesario que escuchemos y cumplamos la palabra de Dios, camino
hacia la felicidad personal y social (Lc 11, 28), que nos invita a reavivar lo
mejor de nosotros mismos: el amor al prójimo para construir juntos una
Venezuela renovada donde florezcan la vida digna y los derechos de todos.
21.
Esta crisis nacional no será resuelta en su totalidad sin una renovación moral
y espiritual que lleve a líneas concretas de acción. No podemos creer en Dios y
actuar de cualquier manera. Rechacemos la injusticia, la corrupción y la
violencia como males morales que hunden al país, y vivamos de acuerdo al
proyecto del Reino de Dios predicado por Nuestro Señor Jesucristo. Como nos
recuerda el Papa Francisco: “se trata de amar a Dios que reina en el mundo. En
la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de
fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos” (Evangelii Gaudium
180).
EN CRISTO PONEMOS NUESTRA ESPERANZA
22.
Queridos hermanos y hermanas: este dramático análisis que hacemos con dolor,
nace de nuestra cercanía al pueblo que sufre, y de la misión pastoral que nos
impulsa a ser promotores de la dignidad humana y de la paz. Nos sentimos
solidarios con quienes se sienten particularmente inquietos, afligidos y
angustiados por la actual situación. Manifestamos nuestra determinación y
compromiso de renovación personal y comunitaria en la línea de las exigencias
del Evangelio proclamadas por el Papa Francisco, y de continuar trabajando para
llevar firme esperanza y el consuelo de Dios a los más necesitados, en la línea
de la opción por los pobres.
23.
En medio de esta crisis, proclamamos: Cristo crucificado y resucitado es
nuestra esperanza. El venció la adversidad y el mal. El nos da su Espíritu
Santo para renovar el mundo. La esperanza no es pasividad ni conformismo. A
pesar de las dificultades que se vislumbran para el presente año, los
cristianos sabemos que estamos en manos de Dios. En Jesús, “Dios con nosotros”
(Mt 1, 23), ponemos nuestra confianza. Sin derrotismo, actuemos con entusiasmo
para superar la crisis que enfrentamos.
24.
Con estos sentimientos y con gran afecto, imploramos sobre todos los habitantes
de nuestra querida Patria las bendiciones de Dios y la maternal protección de
María Santísima, la Virgen de Coromoto, patrona de Venezuela. Amén.
Caracas,
12 de enero de 2015
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