Tenemos la costumbre dar la “bendición” a
nuestros familiares y amigos, sin embargo muchas veces no entendemos el
significado de la misma. Las bendiciones tienen un papel destacado en las
creencias populares de muchos pueblos, así como en sus mitos y leyendas. En especial, tiene gran
importancia la bendición que un padre o una madre dirigen a sus hijos.
El término “bendición”, con
su correspondiente verbo bendecir significa una particular postura religiosa,
es decir una relación entre el hombre y lo sobrenatural. Bendecir es un acto de
fe, ya que sale de lo más hondo del ser humano un deseo benigno, amoroso y
lleno de positivismo hacia el otro.
Bendecir deriva del latin “benedicere”
el cual es un verbo compuesto de” bene” y “dicere”, que significa decir bien,
decir buenas palabras, hablar bien de alguien, exaltarlo, alabarlo, agradecer
un bien recibido, manifestar la propia gratitud y reconocimiento por personas
cosas o acontecimientos. El mundo sería otro sin lugar a dudas, si bendijéramos
más a nuestros hijos, familiares, amigos y enemigos. La sociedad necesita de
personas que bendigan en todo momento, es un acto de fe y esperanza. Bendecir
también se puede decir que es la acción de Dios, que manifiesta el propio
favor, que concede una protección especial, por eso siempre decimos “que Dios
te bendiga”.
LA BENDICION EN EL AT Y NT
Antiguo Testamento: Dos son fundamentalmente los aspectos de la bendición que pueden
descubrirse en la praxis veterotestamentaria y que conforme a su significado,
pueden calificarse como descendente y ascendente.
ü La Bendición en su significado descendente:
En la bendición se da un poder que actúa con autonomía, una fuerza de salvación
que puede trasmitirse. Sólo Dios es el dispensador de toda bendición, es una
constatación que se puede observar leyendo el libro del Génesis , donde es Dios
mismo, en su misericordia y libertad el primero en pronunciar y en dar la
bendición a las realidades ya creadas: “agua, animales hombres etc”.
ü La Bendición en su significado ascendente:
Ahora es el hombre el que bendice a Dios, quien tiene la certeza que su vida
está en sus manos y que depende de él. El libro de Daniel 3,52-90 la palabra
“bendición” aparece claramente treinta y nueve veces. Bendecir a Dios es glorificarlo en todas y
por todas sus obras, es un agradecerle y darle gloria mediante la propia vida,
sea con el culto, sea en la oración, sea en la familia o con el propio
testimonio de vida.
Nuevo Testamento: Encontramos en la Biblia innumerables ejemplos de bendición. Los primeros son las palabras
de Zacarías expresando la propia alabanza y acción de gracias al Dios cuya
acción poderosa ha experimentado de forma directa y personal (Lc 1,68ss). También
Simeón alaba a Dios (Lc 2,28). María expresa su alabanza por lo que Dios ha
hecho en ella (Lc 1,46ss), los discípulos también bendicen a Dios (Lc 24,53), y
así encontramos muchos otros casos donde se alaba a Dios.
LA ACTITUD DE CRISTO
Como piadoso israelita, Jesús bendice a
algunas personas como los niños (Mc 10,16), a los enfermos, a los discípulos en
el día de su ascensión (Lc 24,51). En la última cena pronuncia la bendición y
acción de gracias al Padre. Jesús era un hombre con dos características
fundamentales, era un hombre de oración y era un hombre de constante
bendiciones para con sus hermanos y para con su Padre.
Conclusión: Como
decía anteriormente, de lo más profundo de nuestro ser solamente deben salir
palabras llenas de bendición, nunca de maldición, tenemos que estar llenos de
buenos deseos para con nuestros amigos, debemos decir siempre lo que el apóstol
Pablo dice: “Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien por
medio de Cristo nos bendijo con toda clase de bendiciones espirituales del
cielo”
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