Cuando
Caleb y los otros once escogidos de cada tribu fueron a explorar la tierra de Canaán
, la tierra que Dios les iba a dar,
ellos tenían que observar por mandato de Moisés “el pueblo que lo habita, si es fuerte o débil, escaso o numeroso; y
qué tal es el país en que viven, bueno o malo; cómo son las ciudades en que
habitan, abiertas o fortificadas; y cómo es la tierra, fértil o pobre, si
tiene árboles o no. Tened valor y traed
algunos productos del país.» Era el tiempo de las primeras uvas” (Nm
13,18-20).
Luego
de subir y explorar el país volvieron al cabo de cuarenta días y se presentaron
a Moisés, y sólo Caleb y Josué trajeron buenas noticias, los otros diez dijeron
lo siguiente:
“Fuimos al país al que nos
enviaste, y en verdad que mana leche y miel; éstos son sus productos. Sólo que
el pueblo que habita en el país es poderoso; las ciudades, fortificadas y muy
grandes; hasta hemos visto allí descendientes de Anaq. El amalecita ocupa la región
del Négueb; el hitita, el amorreo y el jebuseo ocupan la montaña; el cananeo,
la orilla del mar y la ribera del Jordán” (Nm 13,27-29).
Los
diez enviados decían que era un país muy poderoso y que por ende era casi
imposible entrar ya que estaban los descendientes de Anaq עֲנָק es decir “los gigantes”. Por su parte Caleb y Josué decían: “Si Yahveh nos es favorable, nos llevará a
esa tierra y nos la entregará. Es una tierra que mana leche y miel. No les
tengan miedo.”(Nm 14,8.10).Caleb y Josué también habían visto a los
descendientes de Anaq, sin embargo ellos sabían que Dios estaba con ellos y que
su promesa seria cumplida, por lo tanto esa tierra iba a ser de ellos. Sin
embargo el pueblo al escucharlos quiso apedrearlos porque pensaban igual que
los diez informantes de las malas noticias. Dios se enoja con el pueblo y le
dice a Moisés que ninguno de los que los ha despreciado vera la tierra que él
les prometió. Solamente Caleb que “tenía otro espíritu” diferente a sus
compañeros exploradores iba entrar a la tierra. ¿Ahora bien a que se espíritu
se refiere Dios? En Josué 14,8 nos da la clave, veamos las diferentes
traducciones:
וְאַחַי֙ אֲשֶׁ֣ר עָל֣וּ
עִמִּ֔י הִמְסִ֖יו אֶת־לֵ֣ב הָעָ֑ם וְאָנֹכִ֣י מִלֵּ֔אתִי אַחֲרֵ֖י יְהוָ֥ה
אֱלֹהָֽי
(Biblia Jerusalén 1976) Los hermanos que habían subido conmigo
desanimaron al pueblo, pero yo me mantuve fiel a Yahveh mi Dios.
(Biblia Latinoamericana 2005) Mientras
mis hermanos que habían subido conmigo desalentaban al pueblo, yo permanecí
fiel a Yavé mi Dios.
(Biblia Serafín de Ausejo 1975) En cambio, mis hermanos, que habían subido
conmigo, turbaron el corazón del pueblo, mientras yo me mantuve plenamente fiel
a Yahvéh, mi Dios.
(Sagrada Biblia de Jünemann) Mis hermanos, los que subieron conmigo,
trocaron el corazón del pueblo; yo, empero, continué siguiendo al Señor, mi
Dios.
(Nacar y Colunga 1944) Mientras que mis hermanos, los que conmigo
habían subido, descorazonaron al pueblo, yo seguí enteramente a Yahvé, mi Dios.
(Biblia del Peregrino 1993
El
espíritu que tenía Caleb y seguramente Josué era el estar seguro que Dios
estaba con ellos y que él lucharía con y por ellos., eran hombres que no
turbaban el corazón de sus hermanos, sus palabras los hicieron entrar en la
tierra prometida.
Muchas
veces nosotros no tenemos palabras de afirmación para con nuestros hermanos,
por el contrario los ofendemos y le deseamos el mal. Dios quiere que seamos
como Caleb que tengamos la confianza puesta en el Señor.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Deja tus comentarios