“Necesitamos hombres y mujeres que tengan pensamientos como los de Dios, que sean puros y llenos de amor”
En el Evangelio de este domingo XXII del tiempo ordinario se inicia el camino hacia la Pasión y la muerte. Jesús anuncia a sus discípulos que tendrá que morir como consecuencia de su mesianismo, de acuerdo con el plan de Dios.
Pedro que antes había confesado su fe en Jesús (Mt 16, 13-20), ahora rechaza la posibilidad de sufrimiento y muerte del mesías. Pedro mira con ojos demasiados humanos la misión de Cristo y no llega a entender la voluntad de Dios para que la redención se hiciera mediante la cruz y que no hubo medio más conveniente de salvar nuestra miseria.
La traducción de la Biblia de Jerusalén dice en boca de Jesús “Apártate de mi vista, Satanás! ¡Sólo me sirves de escándalo!”.Cuantas veces queridos hermanos en lugar de ser camino fecundo para otros nos convertimos en tropiezo u obstáculo para no dejar avanzar. San Pablo ya les hablaba a los primeros cristianos acerca de los enemigos de la cruz: “Porque muchos viven como enemigos de la cruz de Cristo; se lo he dicho a menudo y ahora se lo repito llorando. La perdición los espera; su Dios es el vientre, y se sienten muy orgullosos de cosas que deberían avergonzarlos. No piensan más que en las cosas de la tierra". (Flp 3,18-19).
Jesús prosigue en su reproche a Pedro y le dice: “Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino lo de los hombres”. En Cesárea Pedro había hablado movido por el Espíritu Santo, ahora lo hace movido por intenciones humanas. La predicación de la cruz, del sacrificio, como un medio de salvación, chocara siempre con quienes la miren con ojos humanos.
La humanidad también en la actualidad está siendo reprochada por Jesús, ya que cada día ese vuelve más relativista y materialista. Necesitamos hombres y mujeres que tengan pensamientos como los de Dios, que sean puros, llenos de amor y fraternidad en lugar de pensar siempre en la violencia, la venganza, el odio y el rencor.
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