Hoy
que ya no estás, quiero darte las gracias por haber conducido la Iglesia Católica
de una manera firme y acorde a la voluntad de Dios.
Gracias
santo Padre por sus desvelos, gracias por sus sabias lecciones sobre la Biblia,
gracias por cada Audiencia donde nos diste una catequesis semanal para que aprendiéramos
más sobre la fe.
Gracias
sobre todo por enseñarnos a amar a Jesús y a nuestra Madre María.
Has
sido y serás un Papa del cual podré decirle a mis hijos que conocí en vida al
sucesor de Pedro en la tierra, a un hombre santo, que a pesar de su edad recorrió
todos los rincones del mundo.
Gracias
Santo Padre siempre estarás en el corazón de cada católico. Seguimos unidos en la oración.
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