LO QUE JESÚS POSEE ES ABUNDANTE (LC 9,11-17)

miércoles, 29 de mayo de 2013

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11 Pero la gente lo supo y partieron tras él. Jesús los acogió y volvió a hablarles del Reino de Dios mientras devolvía la salud a los que necesitaban ser atendidos.
12 El día comenzaba a declinar. Los Doce se acercaron para decirle: «Despide a la gente para que se busquen alojamiento y comida en las aldeas y pueblecitos de los alrededores, porque aquí estamos lejos de todo.» 13 Jesús les contestó: «Denles ustedes mismos de comer.» Ellos dijeron: «No tenemos más que cinco panes y dos pescados. ¿O desearías, tal vez, que vayamos nosotros a comprar alimentos para todo este gentío?» 14 De hecho había unos cinco mil hombres. Pero Jesús dijo a sus discípulos: «Hagan sentar a la gente en grupos de cincuenta.» 15 Así lo hicieron los discípulos, y todos se sentaron. 16 Jesús entonces tomó los cinco panes y los dos pescados, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, los partió y se los entregó a sus discípulos para que los distribuyeran a la gente. 17 Todos comieron hasta saciarse. Después se recogieron los pedazos que habían sobrado, y llenaron doce canastos.

Comentario General
La noticia sobre la perplejidad de Herodes va seguida inmediatamente por la indicación de la vuelta de los apóstoles (Le 9,10), una vez cumplida su misión (cf. Le 9,1-6), y por la multiplicación de cinco panes y dos peces para dar de comer a más de cinco mil personas (Le 9,12-17). De todos los prodigios realizados por Jesús durante su ministerio en Galilea, éste es el único que aparece en las cuatro recensiones del evangelio. El análisis del episodio resulta particularmente difícil porque hay que compararlo no sólo con el pasaje paralelo de Juan (Jn 6,1-15), sino con otras dos narraciones en cada uno de los otros dos evangelios sinópticos: un prodigio realizado para dar de comer a cinco mil personas y otro para cuatro mil. Concretamente, los paralelos sinópticos de este episodio particular de Lucas son Me 6,30-44 y Mt 14,13-21. Hay que atribuir a la llamada «omisión mayor», en el Evangelio según Lucas, la falta de correspondencias con Me 8,1-10 y Mt 15,32-39, es decir, la multiplicación de los panes y de los peces para dar de comer a cuatro mil personas. Éste es uno de los ejemplos más evidentes de la pre-disposición de Lucas contra todo género de «duplicados» en su narración evangélica.  


En este sentido, la narración de Lucas guarda cierta semejanza —aunque, eso sí, bastante aparente y en elementos secundarios— con el Evangelio según Juan, que no conserva más que un solo relato de multiplicación de panes y peces.

Este relato  de Lucas, prepara la solemne declaración de Pedro sobre la personalidad de Jesús. Al comienzo del episodio, Jesús se retira con sus discípulos; pero la gente se da cuenta, y va detrás de él. Sin embargo, al terminar la escena, no se consigna ningún tipo de reacción por parte de la multitud. Lo que tenían los discípulos —cinco panes y dos peces— no basta para dar de comer a una muchedumbre; en cambio, lo que Jesús posee es tan abundante, que no sólo «todos comieron hasta quedar saciados», sino que sobró tanto, que se recogieron doce cestos de sobras. Y ahora sí; ante esa abundancia, ante esa espléndida liberalidad, viene la reacción del portavoz de los discípulos.


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