A
muchos les parecerá una exageración decir que en los Evangelios y en el NT no
puede concluirse que hubiera verdaderos poseídos en tiempo de Jesucristo. El
Nuevo Diccionario de Liturgia dirigido por D. Sartore nos dice “que los
llamados poseídos, padecían de enfermedades no perceptibles a los sentidos físicos (enfermedades que hemos denominado
interiores), y el vocablo demonio (o espíritu inmundo, malo) en la lengua griega,
no tiene nada que ver con el diablo, y
significaba entonces una fuerza misteriosa y dañina. En aquel tiempo, de una
mentalidad protológica , más primitiva que la nuestra, se atribuía posesión a
aquellas enfermedades que hoy día pertenecen al grupo de los desordenes
orgánicos cerebrales, cuya causa no era detectable al simple ojo”. Por lo tanto se puede afirmar que ni
Jesucristo ni los apóstoles practicaron exorcismos, ni como se concebían en
aquel tiempo ni como se conciben en nuestros días. Otro dato importante es el
hecho que en el NT se relaciona el pecado, las enfermedades y la muerte con el
diablo, sin embargo no hay un solo caso que las posesiones se atribuyan
directamente a él.
Exorcizar
viene del griego “exorkizo”, “horkizo” que significa conjurar. El verbo aparece solamente dos veces en los
evangelios y en ambas ocasiones se usa contra Jesus. El demoniaco de Gerasa le
dijo “Te conjuro (horkizo se), por Dios no me atormentes” (Mc 5,7), es decir un
demonio exorcizando a Jesús, y la segunda vez que aparece el verbo fue en boca del sumo sacerdote, el cual le
dijo “Te conjuro (exorkizo se) por el
Dios vivo que nos digas si tú eres el mesías,
el hijo de Dios” (Mt 26,23).
Las
razones por la cual afirmó que en el NT no hay exorcismos como tal es:
1.
Jesús empleo el mismo método para curar
los “poseídos” como para otras
enfermedades: utilizo su palabra, su mandato y su autoridad. En Mt 8,16 se dice
que “al atardecer le trajeron muchos endemoniados, Él con una palabra expulsaba
los demonios, y todos los enfermos sanaban”. Con su palabra también curaba a otras enfermedades como al paralitico “Yo
te lo mando, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa” (Mc 2,11). También
ponía las manos sobre ellos ( Lc 4,40), en otras ocasiones hizo curaciones a
distancia (Mt 15,21-28; Mc 7,24-30; Jn 4,43-54; Lc 7,1-10).
2.
En algunas curaciones hay cierto parecido con algunos actos rituales, pero lo
que más llama la atención es que los evangelistas no afirman que tales personas
fueran poseídas. Jesús tocó los oídos, la lengua y los ojos de los enfermos,
sin embargo, cuando el relato se lee en su contexto, es claro que Jesús actuó
así para comunicarse con tales personas y excitar su fe.
3,
En Hch 10,38 leemos “Él pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos
por el diablo, porque Dios estaba con Él”. Lucas utiliza la palabra “diabolos”
y no “daimonion”. Todas las enfermedades, también el pecado y la muerte, se
consideraban relacionadas con el diablo. Y nadie considera todas esas
curaciones como exorcismos en su sentido propio.
4.
En el NT solamente hay un caso de
exorcismo propiamente dicho, se refiere a los hijos de un tal Esceva como
sacerdote judío (Hch 19,13) que dice explícitamente que eran exorcistas
“exorkiston”. El texto dice “Algunos exorcistas judíos ambulantes intentaron también
invocar el nombre de Jesús sobre los que tenían espíritus malos”. Trataron de
imitar las curas las curas de Pablo
diciendo a los malos espíritus “Os conjuro por Jesús, a quien Pablo predica”.
El resultado fue un completo fracaso. El poseso se lanzó sobre ellos, los
domino, los obligó a escapar de aquella casa desnudos y heridos. En el
versículo 19 luego dice “Bastantes de los que habían practicado la magia
reunieron los libros y los quemaron delante de todos”. Lejos de defender el exorcismo y las artes mágicas,
aquí el NT está en contra de ellos.
5.
Por último en St 3,13-16 dice “¿Quién de entre vosotros es sabio e inteligente?
Pues muestre con sus obras y conducta su mansedumbre y su sabiduría. Pero si tenéis en vuestros pechos un corazón lleno
de amarga envidia y rencilloso, no os gloriéis ni mintáis contra la verdad; que
no será sabiduría de arriba la vuestra, sino sabiduría terrena, animal,
demoniaca. Porque donde hay envidias y rencillas, allí hay desenfreno y todo
género de males”. El apóstol dice que demoniaco también son sentimientos, no
necesariamente es una posesión.
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