SE NECESITAN PERSONAS QUE TENGAN EL CARÁCTER FIRME DE JESÚS (Lc 9,51-62)

martes, 25 de junio de 2013

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El Evangelio que analizaremos hoy y que es el del próximo domingo  (Lc 9,51-62) consta de dos partes: 1. La decisión firme de subir a Jerusalén por parte de Jesús (9,51-56).  2. Las exigencias de la vocación apostólica (9,57-62).
Después de realizar  la mayor parte de su ministerio publico en Galilea: En la sinagoga de Nazaret (Lc 4,16), enseñaba a la gente  y curaba a los poseídos (Lc 4, 31-37), enseñaba a orillas del lago (5,1-11), oraba en la montaña y llamó a los apóstoles (Lc 6,12-16), sana al sirviente del centurión (Lc 7,1-10), da de comer a  más de cinco mil en Betsaida (Lc 9,10-17), Jesús decide cambiar de territorio. Con esto, se acerca al lugar y a la hora de su fin.


La expresión usada “puso firme su rostro”, o “afirmó su rostro” para ir hacia Jerusalén, quiere decir que lo decidió firmemente de manera irrevocable, era algo definitivo. Empezaba un nuevo período de su vida.

Jesús está consciente  que se estaba acercando la hora final de culminar con su proyecto, se acercaba la hora de la “asunción”. La palabra griega usada es “analémpsis” que significa elevar, levantar, subir, arrebatar.

El contexto del viaje de Jesús a Jerusalén “parece inspirada por un paralelismo de Mc 10,1-52, el hecho que más de dos terceras partes de todo el bloque narrativo ofrecen una compilación de materiales tan heterogéneos como diversas máximas de Jesús (proverbios, parábolas, sentencias sapienciales, normas jurídicas, afirmaciones escatológicas)”1.

La primera parte del Evangelio nos narra la decisión firme de subir a Jerusalén por parte de Jesús (9,51-56), sabemos que la decisión del viaje se hace a “escondidas” (Jn 7,10), en privado, sin agregarse a los grandes grupos de peregrinos. Se lleva consigo a un grupo de hombres, probablemente los apóstoles, lo que es capaz de llamar la atención  de los samaritanos como grupito particular de peregrinos, es por ello que manda a unos “mensajeros” por delante para preparar todo lo concerniente al hospedaje y la comida, sin embargo no hubo manera que recibieran al grupo, precisamente porque iban como peregrinos a Jerusalén. Los samaritanos  después de la deportación en el 722 a.C  era una mezcla de razas (2 R 17,3-6.24). Destruida en el 108 a.C , fue reedificada  en el 30 a.C con el nombre de Sebaste. En el siglo I eran tratados como heréticos, legalmente impuros (Jn 4,9; 8,48).

El hecho de no  haber sido recibidos por los samaritanos “provocó una reacción violenta entre los apóstoles, especialmente  entre los dos hijos de Zebedeo. No en vano  los apellidó con el nombre de “truenos”. Ellos saben que Jesús les había dado poder para hacer milagros (Mt 10,1). Querían usarlo en ese momento, piden a Jesús el permiso de proceder  como el profeta Elías (2 R 1,10-12), mandando un fuego desde el cielo para quemar toda  la aldea. Ninguno de los dos puede simular su viejo odio hacia los samaritanos. La respuesta de Jesús fue bien clara, rechazó todo acto de violencia y no es el camino querido por Dios para solucionar los conflictos humanos, por eso siempre la repudió.
·       *  Condenó la ira y la equipara al asesinato (Mt 5,44).
·     *  “No opongan resistencia al que les hace el mal, si te da una bofetada en tu mejilla derecha ofrécele también la otra (Mt 5,38).
·     *   “Amen a sus enemigos” (Mt 5,44).
·      * “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete (Mt 18,22).

La segunda parte del Evangelio nos habla de las exigencias de la vocación apostólica (9,57-62). “El discipulado, entendido como seguimiento de Jesús en su camino se ilustra, mediante tres proverbios hiperbólicos. La función de los proverbios es ayudar a que la gente dé sentido a la vida mostrando cómo el mundo tiene su lógica coherente. En los proverbios de los vv. 58.60.62, Jesús usa la hipérbole o exageración para que los destinatarios rompan sus esquemas de organización del universo y vean la existencia desde un ángulo totalmente nuevo, el del discipulado como respuesta al reino de Dios proclamado por Jesús”2.  Esta perícopa (Lc 9,57-62) se encuentra conservada también en Mt 8,19-22. Hay diferencias significativas entre los dos evangelistas con respecto al momento histórico, mientras en Lc el texto se presenta al momento del viaje a Jerusalén, Mt por su parte lo pone en pleno ministerio galilaico, antes de la tempestad calmada. Particularmente prefiero el contexto de Lc ya que se precede a la importante misión de los 72 discípulos, es una misión de gran envergadura, que debía ser previamente bien preparada. 

En el texto se presentan tres vocaciones:
1.     El primero que se acerca y tiene la iniciativa es un escriba (Mt), un rabino, un maestro de Israel. El hombre viene con rectas intenciones, sin embargo es escrutado por Jesús y le habla que en el seguimiento quedan atrás las comodidades “El Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza” (Lc 9,58).
2.     En el segundo caso, el candidato no tiene la iniciativa sino Jesús, en ambos evangelistas Mt y Lc hay ciertas diferencias. En Lc, Jesús llama directamente el hombre a su seguimiento, se diría que antes no era discípulo. En Mt ya aparece como discípulo. Jesús en tono proverbial le dice “Deja que los muertos entierren a sus muertos” (Lc 9,60). La palabra “muerto” es empleada con dos sentidos diferentes, uno metafórico y otro literal. En el primer caso, el “muerto” es un hombre que no tiene la vocación de seguir a Jesús. Si él piensa que quiere ser discípulo debe subordinar los intereses de la propia familia a los intereses del discipulado.
3.     El hombre del tercer caso tiene la iniciativa. Está dispuesto a seguir a Jesús, pero ante una posible larga ausencia debido al compromiso, le parece mejor despedirse primero de sus familiares, igual que le pidió Eliseo a Elías (1 R 19,20), sin embargo Jesús no es tan condescendiente como Elías, porque descubre en el candidato una posible añoranza de lo que va a dejar y por eso le dice “Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el reino de Dios” (Lc 9,62).

ACTUALIZACIÓN.
ü En el mundo: Se necesitan personas que tengan el carácter firme de Jesús, que estén dispuestos no a dejarse moldear por el mundo sino más bien a cambiarlo. Hoy dependemos de toda la “basura” que se nos ofrece, la palabra de Dios está ausente en muchos rincones del planeta. Necesitamos una recomposición social basada en el poder del Evangelio.
ü En las familias: Se debe tener la iniciativa de seguir a Jesús, construir familias solidas basadas en el amor y no en la violencia. Una preocupación del Papa Francisco es precisamente el rol que está cumpliendo la Pastoral familiar en cada país. Hay que mejorarla y llegar a los novios y matrimonios, no dejarlos solos.
ü En la política y economía: El cristiano debe ocupar puestos importantes dentro de la política, no es un trabajo exclusivo para “políticos”. Muchas veces dejamos decisiones importantes en temas como el aborto, la eutanasia, las uniones homosexuales, en manos de hombres y mujeres inescrupulosas, sin ningún temor de Dios y en donde solo privan sus intereses personales.
ü A nivel personal: El ser humano tiene la semilla del amor dentro  de su corazón. Por tanto es una creatura hecha y querida por Dios. Sin embargo  muchas veces tomamos caminos diferentes al de la verdad. Jesús quiere seguidores dispuestos a entregarse con total disposición y obediencia a su proyecto de amor, es un camino difícil pero que tiene su recompensa desde el mismo momento en que aceptamos la invitación  de seguir a Jesús.

Bibliografía.
1. FITZMEYER, Joseph, El Evangelio Según San Lucas, Tomo 3, cap 9, Cristiandad, Madrid 1987, 1ra Edición, p 180.
2. BROWN, Raymond, Nuevo comentario San Jerónimo, Tomo 3, Verbo Divino, Estella 2004, 1ra Edición, p 171


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