El
pasaje de Mc 10,35-45 ilustra claramente lo que es la “ambición” cuando se está
sirviendo al Señor.
En Mc son los “hijos de Zebedeo” quienes le piden al Señor “concederles
sentarse en su gloria, uno a su derecha y el otro a su izquierda” (Mc 10,37).
En Mt 20,20 es la madre de los Zebedeos quien le hace tal proposición.
En
nuestra Iglesia no debemos buscar intereses personales, ni tratar de buscar
puestos importantes, es un mal que la agobia y la hace mediocre. El Papa
Francisco ha dicho recientemente que los “obispos no deben tratar de ser príncipes
dentro de la Iglesia”, al igual dijo que “los curas deben ser pastores y no
lobos rapaces”, todos deben buscar el servicio hacia los más necesitados.
Dios
nos ha dado una serie de dones que debemos de utilizar lo más eficientemente
posible. No es fácil seguir a Cristo ya que ello implica la renuncia muchas
veces de nuestras comodidades y seguridades.
Los
que formamos la Iglesia de Cristo no debemos tergiversar el seguimiento de Jesús,
que es ante todo una opción de vida y no un trampolín para obtener privilegios,
porque el camino de la gloria es el camino de la cruz.
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