SÍNTESIS Y REFLEXIÓN SOBRE LAS MATRIARCAS

viernes, 27 de diciembre de 2013

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La Mujer en el pueblo de Yahvéh
El énfasis en la participación de las mujeres en la formación de Israel, y en la vida de la antigua confederación tribal, no es primordialmente una afirmación histórica. Estas tradiciones representan la definición fundamental de la auto-imagen de Israel, demostrando el modo en que Yahveh había tomado a los que no eran pueblo para hacerles el pueblo de Dios. La visibilidad de la mujer en los orígenes de Israel es una declaración teológica, una afirmación que tanto las mujeres como los hombres de ese pueblo tenían acceso a Yahveh, que se respetaban mutuamente y que sus diversos dones eran reconocidos y puestos al servicio de la comunidad. La sociedad del antiguo Israel era caracterizada por un sistema de relaciones que, efectivamente, institucionalizaba el dominio del varón. Pero esta apreciación debe ser matizada de una vez por una consideración del probable curso del desarrollo de las instituciones en la primitiva sociedad israelita, como también por una comparación de la condición de la mujer israelita con la situación de la mujer en la sociedad cananea  contemporánea.


Las Mujeres en la vida de Abram-Abraham
En la vida de Abram-Abraham surgen 3 mujeres  (Saray-Agar-Queturá) que son protagonistas de la historia al igual que él. Cada una de ellas son mujeres claves de cada pueblo, El Sumer, de Egipto y de Canaán. Desempeñaron un rol importante en la formación de sus hijos.
Saray: Fue la esposa de Abraham, mujer estéril y al cual Dios le prometió un hijo (Gn 21,1-7)  que fue llamado Isaac. La Biblia cuenta que en un principio Saray había incitado a Abraham a tener un hijo con su esclava Agar pero más tarde, después del nacimiento de Isaac, expulsó a la mujer y a su hijo Ismael. Saray era medio hermana de Abrahán, le dice a Abimélec  rey de Guerar “ciertamente es hermana mía, es hija de mi padre, aunque no de mi madre” (Gn 20,12). Sin embargo, El Talmud identifica a Saray como Iscah, la hija de un hermano de Abraham llamado Harán, por lo que según esta versión de la historia Saray sería sobrina de Abraham y hermana de Lot y de Milca.
Saray es la sabia mujer que acompaña a Abraham, amasa gentil y eficiente tortas para él y sus invitados. Saray es, como ya dije, líder espiritual de su generación. Saray goza de un vínculo directo con Dios. Saray, es el único caso de una mujer a la que el Creador le cambia el nombre, marcando claramente la intervención divina en su vida. "Y dijo Dios a Abraham: A Saray, tu mujer, no llamarás su nombre Saray, porque Sarah será su nombre". (Génesis 17,15).   Se la añade una H o sea la quinta letra del alefato hebreo que indica caminos abiertos sembrando semillas de nuevas vidas. En la mayoría de la Biblias que he consultado (Jerusalén, Nacar y Colunga, Peregrino, Latinoamericana, Straubinger, Bover Cantera, Reina Valera 1960, Dios Habla Hoy) en ninguna aparece “Sarah” con h. Es una omisión bien importante y que es necesario refrendar para dar el verdadero sentido al texto.  De Saray y no sólo de Abraham podemos aprender el valor de la “hajnasat orjim” la hospitalidad de los invitados, que es mucho más que servir el café a las visitas. Hajnasat orjim es poder dejar la puerta abierta ya sea de la casa o de la tienda, para que quien necesita entre y se alimente. La literatura rabínica le concede a la hajnasat orjim, literalmente, el hacer entrar a las visitas, el valor de los grandes preceptos, equivalente a gemilut hasadim, particularmente cuando se extiende a los necesitados.

Saray tiene un papel activo en la propagación de la nueva fe monoteísta. Saray es protagonista de la Revolución Monoteísta junto con Abraham. No es la "mujer atrás de un gran hombre", como a muchos les gusta repetir, sino que es una gran mujer, una gran figura por ella misma. Ella convence a las mujeres, las cuales representan más del 50 por ciento de la población. Ella es maestra y guía. Es socia activa en el mandato. Asume la Misión enteramente. Tal vez este pensamiento de unión y comunión afectiva e ideológica total pueda ayudarnos a descifrar otras partes de la intrincada historia.

La esterilidad de Saray se convirtió en bendición.
Para la cultura judía, el hijo era casi la única razón de ser del matrimonio; por tal motivo, la mujer estéril era una maldición tanto para el esposo como para la sociedad, un ser muerto en vida, pues ya no había nada que esperar de él. Decía un maestro judío del tiempo de Jesús: «Un hombre que no se casa (es decir, que no tiene hijos) viene a ser como un hombre que derrama sangre, ya que ha tenido por bueno dar muerte a su propia posteridad». «A un hombre que no tiene hijos varones se le considera muerto», dice a su vez el Talmud en el Tratado Nedarim (64b). En otro tratado (Sanhedrín, 100b) del Talmud puede leerse lo siguiente: «Una hija es un tesoro falso para su padre; las preocupaciones que le produce le impiden conciliar el sueño. Cuando es joven, teme la seduzcan; en la adolescencia, teme que se entregue a la prostitución; si es casadera, tiene miedo de no hallarle marido; si está casada, teme que quizá sea estéril».
Desde hacía muchos años Saray se había resignado ya a no ser madre, a verse a sí misma «como tierra reseca, agostada, sin agua». No contaba con que Dios se goza, como dice el salmista, en convertir los desiertos en oasis, los yermos en manantiales de agua. Sara tenía razón: quienes oyeran su historia reirían con ella, saltarían de gusto, porque Dios es el Dios de las sorpresas y lo que hizo por ella lo puede hacer con cualquiera. Nadie tiene derecho, pues, a decir: «Mi vida está acabada. Soy un muerto que camina. Yo ya no tengo nada que esperar, salvo mi entierro». El que así habla no sólo es injusto consigo mismo, sino, ante todo, con Dios. En realidad, existe sólo una manera de equivocarse, y es la de creer que es ya demasiado tarde. Los que creen que en este punto de su vida ya no pueden conseguir lo que tanto anhelan, se equivocan siempre.

Agar: Es la primera mujer con la cual Dios tuvo una experiencia (Gn 16,7-10) y en cual le promete una numerosa descendencia. Los dos relatos donde aparece en el Antiguo Testamento es en Gn 16 y 21. Agar es recordada como la esclava que quiso suplantarle el puesto a Saray. Poco se habla de esta mujer tan ignorada pero que forma parte importante del plan de salvación de Dios. El Génesis enfatiza su condición de paridora, es una mujer generadora de vida.  La situación de esclava de Agar es de extrema exclusión, como era esclava extranjera tenía una condición inferior a los esclavos nativos, ella sufría una triple opresión; por su clase, sexo y raza. Recordemos que Saray era una mujer estéril y al cabo de unos diez años de habitar Abram en Canaán, ella tomó a su esclava Agar y se la dio por mujer a Abram. Saray necesitaba recuperar su espacio de poder y autoestima en el ambiente familiar, para ello necesita establecer su condición de matriarca. Es interesante destacar que según el derecho mesopotámico, una esposa estéril podía dar a su marido una sierva como mujer y reconocer como suyos a los hijos nacidos de esta unión. Agar se marcha de la casa de Abram, el texto dice que por maltrato a la que fue sometida.  Para muchos autores a Agar solo le importaba su libertad, esta opinión no es justa en mi concepto, al momento de la huida lo más importante para ella era la salud de su hijo que corría peligro por los múltiples maltratos que le propinaban. Luego el Ángel de Yahvé la encuentra en una fuente de agua que es símbolo de vida y fertilidad, la llama por su nombre y le pregunta ¿de dónde vienes y a dónde vas? (Gn 16,8). Agar sabe de dónde viene pero no sabe a dónde va.  Allí El Ángel de Yahvé le dice que se vuelva a “su señora” y se someta (Gn 16,9), luego le promete una numerosa descendencia. Agar concibió un hijo cuyo nombre es Ismael que significa “Dios ha escuchado”. Es la primera anunciación del AT. En Gn 16 Agar no es un personaje secundario, la huida y el encuentro por parte de Dios la hacen importante en el relato.
Queturá: Luego de la muerte de Sarah (Gn 23,1-3), Abraham tomó una tercera mujer llamada Queturá (Gn 25,1-6), segunda esposa, que en hebreo significa “incienso o fragancia”. fue llamada posteriormente concubina (1 Cro 1,32) d la que tuvo seis hijos, progenitores de los moradores del norte de Arabia. La tribu de los madianitas es la principal entre ellos, se extendió hasta el sur de la península arábiga.

La experiencia de estas tres mujeres
Las tres mujeres del relato en la vida de Abram son tres experiencias alentadoras para toda mujer. Las tres son mujeres creyentes de un Dios liberador. Saray trata de recuperar el espacio perdido como matriarca, Agar es el tipo de mujer que lucha por su libertad pero que también se somete a Dios aun cuando parezca que lo que le pide es antiético, y Quetura que era una “fragancia suave” en los últimos días del patriarca. La presencia de la mujer ha sido y es muy importante en todos los campos donde se desarrolla, especialmente en la Iglesia, ella tiene un papel activo y de abrir caminos para sembrar la Palabra de Dios. Hoy día se puede observar que la presencia de la mujer en las iglesias ha aumentado, es más participativa que el hombre, más colaboradora y sobre todo más entregada.


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