Una mente sana piensa como Cristo |
Una
de las grandes tareas que tiene el cristiano para responder ante un mundo tan
relativista y materialista es “transformarse mediante la renovación de la
mente, de manera que puedas distinguir, cual es la voluntad de Dios, lo bueno,
agradable y perfecto” (Rom 12,2).
Si
en lugar de amoldar nuestra mente a la Palabra de Dios, la amoldamos al mundo,
entonces viviremos en un vacío interminable. Hoy más que nunca necesitamos acoger la palabra de Pablo, en la cual nuestra mente debe renovarse y así poder
entender los caminos de Dios que siempre son los mejores y no nos presenta
atajos peligrosos.
La
palabra “mente” en griego se traslitera
por “noús” y aparece 24 veces en el
Nuevo Testamento (Lc 24,45; Ro 1,28; 7,23.25; 11,34; 12,2; 14,5; 1Co 1,10;
2,16(x2); 14,14.15(x2).19; Ef 4,17.23; Flp 4,7; Col 2,18; 2Ts 2,2; 1Ti 6,5; 2Ti
3,8; Tit 1,15; Ap 13,18; 17,9), de las cuales 21 veces aparece en las cartas de
Pablo.
La
única manera de proteger y renovar nuestra mente contra los embates del mundo y
del enemigo es con la lectura y el conocimiento de la Palabra de Dios, por eso
en la carta a los Hebreos se dice que es
“eficaz y más cortante que cualquier espada de doble filo” (Hb 4,12). El mismo Jesús
les abrió las mentes a los discípulos para que comprendieran las Escrituras (Lc
24,45).
Nuestros
pensamientos son importantes, como administramos nuestros pensamientos serán
claves para lograr alcanzar el éxito de Dios en nuestra vida. Nadie puede salir
adelante con una “pobreza mental”.
Algo
que debemos tener muy en cuenta los cristianos es que una mente sin Dios
termina en rebelión y en el más profundo abismo donde reina la oscuridad y el
miedo.
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