¿PARA QUÉ SIRVE LA GENEALOGÍA DE JESÚS EN Mt 1,1-17?

miércoles, 8 de abril de 2015

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Para explicar el origen de Jesús, Mateo utiliza un recurso muy conocido en la antigüedad: la genealogía. Las genealogías servían para conocer los antepasados de una persona, y esto era de suma importancia en la cultura mediterránea del siglo primero, en la que el individuo se entendía a sí mismo y era visto por los demás como parte de un grupo, especialmente del grupo de parentesco al que pertenecía. La familia era el depósito del honor acumulado por todos los antepasados, y cada uno de sus miembros participaba de dicho honor y estaba obligado a defenderlo.
La intención de Mateo al comenzar su evangelio con esta genealogía es dar a conocer la ilustre ascendencia de Jesús, que se remonta nada menos que a David y a Abrahán, presentándole así como un personaje muy honorable a los ojos de sus contemporáneos.
La estructura de la genealogía de Mateo es sencilla: tres grupos de catorce generaciones, enmarcados por un título (Mt 1,1} y una conclusión (Mt 1,17). En el título el autor descubre sus intenciones: en Jesús confluyen las promesas hechas a Abrahán (Gn 12,3) y a David (2 Sm 7,1-7); la bendición prometida a todos los pueblos pasa a través de Jesús, el Mesías descendiente de David.

La división en tres grupos de catorce es sin duda artificial. Con ella Mateo señala las grandes etapas de la historia de la salvación: Abrahán, David, la cautividad de Babilonia, y finalmente Jesús, que inaugura la etapa definitiva. Es posible que con la triple repetición del número catorce el evangelista haya querido evocar el nombre de David, cuyas letras hebreas (DVD) equivalían numéricamente a 4+6+4, es decir catorce, para subrayar que la promesa de un Mesías descendiente de David tiene su cumplimiento en Jesús. En esta lista de los antepasados de Jesús llama la atención la presencia de cuatro mujeres: Tamar, Rajab, Rut y la mujer de Urías, cuatro extranjeras a través de las cuales la línea de las promesas divinas continúa de forma sorprendente. Tamar (Gn 38,1-30), que urdió un engaño y engendró un hijo de su suegro Judá; Rajab (Jos 2,1-21), una prostituta de Jericó que colaboró en su conquista y se unió al pueblo de Israel; Rut, que era de origen moabita y se convirtió en "abuela" de David (Rut 1-4); y la mujer de Urías, que engendró de David a Salomón en un contexto de homicidio y adulterio (2 Sm 11-12). Todas ellas eran extranjeras, y todas llegaron a ser madres de forma extraña. Mateo quiere mostrar a su comunidad que los paganos tienen un lugar en los planes de Dios. También quiere mostrar que el misterioso nacimiento de Jesús a través de María tiene su lógica en la historia de la salvación. Es Dios, y no los hombres, quien mueve los hilos de esta historia, y lo hace de forma sorprendente.
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