Comunicar en el matrimonio es
compartir o consultar al cónyuge de palabra, por escrito o con señales
acordadas, de lo que uno sabe o tiene para pedirle su opinión y establecer o
reforzar, lazos futuros que mejoren la convivencia.
Qué difícil es comunicarse bien entre
los esposos y tener abiertos todos los canales, para que la comunicación sea
sincera, fluida, educada y llena de amor y mutuo respeto. Hay temas, que
ninguno de los dos quiere tocar o que ambos quieren aplazar. Incluso estando
muy enamorados y compenetrados. Prefieren aplazar esas conversaciones para no
hincarles el diente, por miedo a descubrir cosas de la vida pasada, o para no
herir a la persona amada, porque ésta no sepa o no quiera interpretar bien los
hechos, intenciones o ideas. Por eso, para evitar malos entendidos, aunque se
quieran muchísimo los matrimonios, tienen que aprender a comunicarse, con todo
el amor posible, pero además, como si fueran dos profesionales de la
comunicación. Entendiéndose y comunicándose bien, podrán enfrentar con éxito,
los problemas que les atañan o los proyectos que quieran hacer.
Evitar el matrimonio silencioso. Para
ello hay que ir poniendo, desde el noviazgo, los cimientos de una buena comunicación,
que cultive el deseo de conocer y conocerse, para evitar el aburrimiento y la
soledad. Nunca es tarde para empezar una buena comunicación, intercambiando
impresiones de todos los campos de la vida.
Algunas frases muy usadas: Cuando te
hablo, no me escuchas. No me atiendes nunca. Pasas de lo que te digo. Te entra
por un oído y te sale por el otro. Contigo no hay quien hable. Como si hablara
a la pared. Como si oyeras llover. (También algunas de estas frases repiten los
padres a los hijos).
En los matrimonios debe distinguirse
lo que es comunicarse, dialogar, charlar sobre cosas intrascendentes y realizar
continuos monólogos, que anulan en el cónyuge las posibilidades de
participación, tanto en las cosas comunes del matrimonio, como en las especiales.
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