Un grupo de científicos de Finlandia
realizó la investigación entre 2000 y 2008, cuando analizó los casos de 3.500
personas que estaban utilizando antidepresivos. En ese amplio universo quedó al
descubierto que las personas que vivían solas consumieron en esos 8 años un 80%
más de antidepresivos que las que vivían con familiares o amigos.
Covadonga Cháves, integrante de la
Sociedad Española de Psicología Positiva, confirma a Teinteresa.es que estos
casos se ven “todos los días” en las clínicas. “El apoyo social, el tener a
alguien con quien descargarse es fundamental, pues se puede influir en el
cerebro, con los actos y la conducta, más que con los fármacos”, señala la
especialista.
Por su parte, el vocal del Colegio de
Psicólogos Oficial de Madrid, Vicente Prieto, explica a Teinteresa.es que “la persona
que tiende a aislarse, que no tiene una red social amplia, puede ir
desarrollando una tendencia a tener altibajos emocionales”.
Si bien el psicólogo ha advertido que
no puede establecerse una relación directa entre el hecho de vivir solo y la
depresión, si reiteró que el hecho de tener una escasa “red social” y no tener
“apoyo familiar cercano” hace que los problemas se agraven.
La doctora Laura Pulkki-Raback, quien
estuvo a cargo de la investigación desarrollada en el Instituto Finlandés de
Salud Ocupacional, aseguró que el riesgo real de sufrir problemas mentales para
la gente que vive sola podría ser incluso mayor del difundido en el informe.
“Este tipo de estudio por lo general
subestima algunos riesgos, ya que la gente más propensa a sufrir problemas
mentales son los que menos se prestan a que se les haga seguimiento. Tampoco
fuimos capaces de averiguar cuán comunes eran las depresiones no tratadas”, ha
explicado la investigadora.
Según los expertos, el hecho de vivir
con familia o amigos ayuda a que la gente pueda exteriorizar cómo se siente y
hablar cotidianamente de los problemas que padecen, algo que colabora en la
recuperación. Mientras que aquellos que viven solos padecen una falta de
integración social y una pérdida de confianza, dos factores fundamentales para
preservar la salud mental.
Beth Murphy, directora de información
de la organización británica Mind, explicó que “la gente que vive sola” debería
recibir tratamientos complementarios, “como sesiones con terapeutas, que son
entornos seguros para discutir sobre los problemas”. “No se puede hacer que
dependan tan solo de los antidepresivos”, remarcó.
En la misma línea, Prieto ha señalado
que una de las características del proceso depresivo es que la persona que lo
padece se desconecta de los estímulos externos, así como de las amistades, la
familia y los compañeros de trabajo.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Deja tus comentarios