En temas de comunicación la psicología
femenina y la psicología masculina operan completamente diferente. El lenguaje,
las percepciones, la sensibilidad, las actitudes son tan distintas entre ambos
sexos que muchas veces nos inundan de malos entendidos e incomprensiones.
Hace algún tiempo se tomó un test a
dos estudiantes universitarios: una mujer y un hombre. Ambos alcanzaron el
mismo resultado en igual tiempo. Analizando los procedimientos de los dos a
través de la medicina nuclear, se descubrió que el joven, para resolver los
problemas, sólo utilizó el hemisferio izquierdo, es decir, el hemisferio que
elabora las tareas analíticas. En cambio, la mujer utilizó los dos hemisferios,
también el derecho, el de la intuición. Conclusión inferida: en general la
mujer tiene una visión más global en el momento de tomar decisiones.
Además se halló otro dato interesante,
y es que el cuerpo calloso que une ambos hemisferios es más grueso en la mujer
que en el hombre, lo que implicaría una mayor comunicación entre ambos
hemisferios.
El ejemplo es una comprobación
científica de algo que, sin embargo, no la requeriría pues la diferencia entre
la psicología femenina y la masculina salta a la vista.
Entonces, ¿cómo entendernos?
Para evitar que uno sea el que sólo
habla y el otro sólo se limita a responder con monosílabos informativos o
incluso a veces, ni siquiera contesta, la abogado y orientadora familiar Jimena
Valenzuela recomienda algunas “tácticas” que facilitan el diálogo:
- Evitar monopolizar la conversación,
pues eso produce la sensación en el otro de que su opinión no cuenta por lo que
tiende a autoexcluirse y a silenciar sus opiniones y puntos de vista.
- No ser rígidos, es decir, no querer
imponerse al otro y ganar siempre la discusión. Pensar que si se admite el
punto de vista del otro hemos sido derrotado no está bien. Hay que tratar de
entender por qué el otro ve las cosas de tal o cual manera.
- No volver a sacar en cara antiguas
ofensas y agravios como un recurso para dar mayor fuerza a nuestras quejas
presentes o como defensa ante un reproche.
- Evitar la tendencia a usar palabras
que reflejan absolutización: siempre-nunca; todo-nada. Una acción aislada o
esporádica pasa a ser un estado, un rasgo de la personalidad del otro, lo que
desincentiva a mejorar y a seguir conversando.
- No ser negativo con respecto al
otro. Comentar siempre lo que molesta o desagrada más que lo gusta del otro no
es alentador. Lo mismo con las situaciones: evitar magnificar las situaciones
negativas y minimizar las positivas, por ejemplo: “te olvidaste de pasar por la
farmacia a comprarme el remedio porque yo no te importo”.
- Ceder, pero no pensando “tengo que
hacerlo para que el otro no se enoje”. Esto produce sensación de victimización
y a la larga soledad y alejamiento del otro.
Para mejorar el diálogo es clave conocer las
diferencias que hay entre ella y él.
***Mujeres
Actitud:
- Las mujeres se motivan cuando se
sienten queridas y apoyadas. Tienen una tendencia a hacer las cosas por amor,
con generosa entrega y abnegación. Ellas velan sobre todo por la calidad de las
relaciones personales.
Conversación:
- Buscan la conversación íntima y
personal donde se habla de sentimientos y emociones.
- Les gusta entrar en detalles y
agotar los temas.
- Necesitan tiempo para conversar, y
buscan un ámbito apropiado para hablar de cuestiones más complicadas.
- Argumentan desde los sentimientos y
los afectos.
Preguntas:
- Preguntan para mantener una
conversación y demostrar que están interesadas en el tema de conversación.
- Cuando preguntan buscan empatía y
conexión.
Conflictos:
- Verbalizan los problemas, por lo que
entienden el silencio de los hombres frente a una situación no resuelta como
falta de interés. Ellas tienden a reunirse para hablar de sus preocupaciones:
las comparten, buscan apoyo y comprensión.
Respuesta:
- La mujer necesita más que la oigan y
que la comprendan, a que le den soluciones. Necesita sentirse apoyada y
validada.
***Hombres
Actitud:
- Los hombres se sienten motivados
cuando son necesitados y útiles. Ellos son mucho más pragmáticos, tienden a
hacer las cosas en función de su utilidad. Velan por la obtención de resultados
concretos.
Conversación:
- Son más reacios a hablar de temas
emocionales. No necesitan ahondar tanto en lo personal. Las mujeres tienden a
ver esto como una falta de interés del marido en sus sentimientos.
- Se limitan a decir lo que tienen que
decir y con eso dan por zanjado los temas.
- Suelen ser más directos, y a veces,
poco delicados. Argumentan desde la razón.
- Les cuesta mucho demostrar sus
afectos.
Preguntas:
- Preguntan para obtener información.
- Cuando las mujeres les hacen
preguntas creen que simplemente tienen que resolver el problema que viene en la
interrogante. No ven el afán de conexión de ellas.
Conflictos:
Ante una situación conflictiva tiende
a encerrarse en sí mismo y buscar la solución internamente para después actuar.
Frente a un problema se ensimisma, se incomunica.
Respuesta:
El hombre prefiere recibir confianza,
aceptación, aprobación.
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