La
transfiguración del Señor (Mt 17,1-9) es uno de los grandes relatos que
presenta el evangelista y que tiene su concordancia en Mc 9,2-8 y Lc 9,28-36.
El
pasaje tiene varios puntos de referencia a destacar:
a)
«El sexto día» fue el de la creación del hombre.
b)
Pedro, Santiago y Juan son los tres discípulos que han recibido un sobrenombre
de Jesús: Simón, «Piedra»; Santiago y Juan, «los Truenos». Pedro, además, acaba
de oponerse abiertamente al anuncio de Jesús. Son, por tanto, los tres
discípulos que presentan mayor resistencia al mensaje.
c)
La figura del «monte» indica un lugar donde hay presencia y manifestación
divinas.
d)
La luz y el color blanco brillante son atributos de la divinidad.
e)
Moisés representa la Ley; Elías, los profetas. Moisés recibía instrucciones de
Dios.
f)
Había una fiesta judía de las Chozas, de marcado carácter mesiánico.
g)
La nube es un símbolo de la presencia divina
La
pericopa de la transfiguración es el cumplimiento de la promesa anterior (Mt
16,21-28) donde había acabado de anunciar su muerte y en donde Pedro se había
opuesto. Seis días después Jesús
manifiesta su gloria ante tres discípulos, que viven la experiencia locos de
alegría. En este contexto de gloria y libertad, el Padre les presenta de nuevo
a Jesús como el Hijo-Siervo, cuyo mensaje de muerte y resurrección hay que
escuchar (cf. bautismo). Pero la experiencia fue breve: una visión corta que
ayudará a digerir la enseñanza de Jesús, que había que vivir en la oscuridad de
la fe. Bajando plantean a Jesús el problema que les ha creado la desaparición
de Elías (Mt 17,11-12): su presencia en la visión junto a Moisés tenía como
finalidad presentar el testimonio de la Ley y los Profetas en favor del
mesianismo de Jesús, pero los discípulos creían que era la vuelta de Elías para
preparar los tiempos mesiánicos ¿Cómo es que se ha marchado? Jesús aprovecha la
pregunta para insistir en el tema de la muerte: Elías
es Juan Bautista, que ha sido matado, anunciando su camino.
La
visión maravillosa desapareció a los ojos de los discípulos, y solamente quedo Jesús con ellos, la visión
había sido un anuncio de la victoria futura de Jesús, la misma no era para
alejar la lucha, sino para dar ánimo con el fin de que no desistamos en medio del
camino. Aquí es donde está el gran secreto
de los cristianos: ellos no deben contar a ninguno que han visto a Jesús
glorioso, antes de que Él realmente esté en la gloria, después de toda la
lucha. Antes las personas no creerían.
ACTUALIZACIÓN
Nosotros
conocemos por la fe que Jesús es verdaderamente el Hijo de Dios; Él ya se ha
transformado ante nosotros no precisamente con luces y resplandor, quizás más
bien lo hemos visto en la pobreza, en la miseria, en el dolor, porque allí está
Dios.
Nuestra
vida consagrada a Dios supone la negación de muchas cosas, muy legitimas
algunas de ellas, sin Dios, sin la fe en Él, sin la transformación de las cosas
y de la vida en Dios, no tendría sentido. Y
eso es precisamente lo que hace la fe y el amor: transforma, transfigura
las personas y su vida, las hace lucidas, transparentes, porque a través de
ellas se ve a Dios.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Deja tus comentarios