Para
vivir la cuaresma en familia es necesario realizar tres actividades donde
pongamos todo nuestro corazón y voluntad. Debemos ayunar, compartir y orar.
El
ayuno debe ser cualquier actitud o acción que hace que nuestro corazón muera un
poco más. No tiene sentido que nos abstengamos de comer carne y hacemos cosas
degradantes a los ojos de Jesús.
El verdadero ayuno que todos debemos propiciar
es partir el pan con el hambriento. Por eso, le propongo ayunar al estilo de
Jesús, que se apartó de muchas muertes para dar mucha vida:
Ayuna un poco de
televisión, sobre todo de telebasura, y habla más con los de casa.
·
Reduce algún gasto
superfluo.
·
Revisa al acostarte las
malas palabras que sobraban en tu día, y no las repitas mañana.
·
Ayuna de quejas sobre
la comida, el tiempo, la gente, el trabajo, los deberes.
·
Ayuna de pensamientos
negativos que te quiten las ganas de vivir la vida que Dios te regala cada día.
·
Ayuna de fantasías y
sueños imposibles, y descubre la maravilla que tienes delante.
·
Ayuna de vicios,
grandes comidas, lujos…, y hazte más pobre al estilo de Jesús.
Debemos
compartir con nuestros hermanos más necesitados, no compartir lo que sobra sino
más bien lo que cuesta. Nuestra propuesta aquí será que colabores con algún
proyecto solidario, por ejemplo, del colegio. Hay muchas maneras de animar en
casa la solidaridad.
·
Tener un cartel de la
campaña en la habitación de tus hijos, donde se ahorre semanalmente dinero y
alimentos para compartir.
·
Ver en internet la
situación del país que hayas decidido apoyar.
·
Acompañar a tu hijo en
las actividades solidarias del colegio.
·
Hacer compras justas explicando
a tu hijo lo que eso supone.
·
Compartir nuestra fe
con otras familias.
La
oración es el respiro del alma, Cada una de las acciones que hemos realizado
(ayuno y compartir) debemos acompañarla de la oración, para ello es necesario
que todo nuestro ser se encuentre ya vaciado de tantas cosas insignificantes en
nuestra vida. Cuaresma es tiempo para contemplarle a Jesús y admirarle. Es
tiempo de escuchar sus palabras, de meterse en sus historias como invitado,
como un discípulo/a más, como un amigo/a. Entonces descubrirás que no caminas
solo, y que de Jesús nos viene una confianza muy grande que nos hace capaces de
amar más a todos. Las propuestas aquí pueden ser las siguientes:
·
Leer cada día un
Evangelio con tus hijos, antes de acostarte, repitiendo alguna frase de Jesús.
·
Escribir un diario
junto a Jesús, donde escribes tú, e imaginas lo que escribiría Él.
·
Componer cada día una
oración tuya, y repetirla muchas veces. Por ejemplo esta: “Junto a ti, Jesús,
aprendo a vivir.”
·
Rezar el Padrenuestro
más despacio de lo normal.
·
Ir a la Eucaristía del
colegio o la de la parroquia.
·
Visitar una iglesia,
una capilla…
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